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•Especial TobiDei•

Deidara caminó con una sonrisa por los largos pasillos de la mansión, vestía una camiseta de seda sin mangas, y unos pantalones sueltos de color negro, al igual que la parte superior de su kimono suelto de la misma tela con detalles dorados.

Su pequeña mano jugaba con una daga, pasándola de un dedo a otro mientras la giraba, como si de un juguete se tratara. Al llegar a su destino, tocó dos veces a la puerta antes de entrar, cundo entró, lo primero que vio fue a su amado novio revisar algunos papeles.

Cuando sus ojos se encontraron, sonrió y le hizo una señal para que se acercará. Deidara soltó una risita antes de acercarse.—Estoy ocupado con estos papeles.—murmuró.—Pero siempre tendré tiempo para ti, ¿Qué es lo que deseas?.—besó sus labios de manera corta.

Obito Uchiha, un narcotraficante conocido en Daegu, maneja una gran red de drogas, por casi toda Corea del Sur. El no se preocupaba por el gobierno o la policía, porque eran clientes, pero lo que sin duda le preocupaba en exceso, eran los enemigos de su amado. Hace unos días, a Deidara le dispararon cuando el salía de una reunión importante, por suerte, el estaba a su lado para protegerlo, sin embargo, su brazo izquierdo resultó herido.

—Mañana tienes un reunión ¿Verdad?.—acaricio su mejilla.—Lo escuché por uno de tus guardias, ¿Por qué no me lo dijiste?.— preguntó mirándolo.

Obito dejó de firmar los papeles y suspiró, acomodó a su pequeño novio en sus piernas, colocando una de sus manos en su cadera.—Resultaste herido la vez pasada, no quiero que eso vuelva a suceder otra vez.—explicó y Deidara frunció el ceño.

—Es mi trabajo protegerte.—protestó de manera obvia —Me contrataste para eso, y muy aparte de mi trabajo, te amo, y daría mi vida por ti.

—Mis guardias pueden protegerme.—habló serio.

—Esos incompetentes no llegan a mi nivel, Obito, se verán muy intimidantes, pero yo tengo más talento y agilidad para este traba-.—su voz se cortó cuando Obito golpeó la mesa con la palma de su mano.

—¡Dije que no Deidara! ¡No irás a esa reunión y punto!.—gritó molesto.

Deidara se quedó estático por unos pocos segundos para después ponerse de pie y apuntarlo con un dedo.—¡No me alces la voz!.—devolvió el grito.—¡Lo único que quiero hacer es protegerte! ¡Mi trabajo consiste en eso!¡Experimento el peligro desde que era niño! ¿¡Ya olvidaste de que familia vengo!?.—le recordó.

Obito acarició su frente cansado, y volvió a mirar sus papeles.

Deidara lo miró ofendió y pateó la mesa con fuerza, moviéndola y haciendo que las patas rechinen.—¡Púdrete imbécil!.—chilló y salió de la habitación.

Deidara suspiró frustrado, que lo hablarán de una manera pacífica era la opción correcta, pero que lo ignore lo hizo enfadar, Obito sabía perfectamente que odiaba que lo ignoraran, y más tratándose de él.

—Si ese imbécil cree que le haré caso, se equivoca.—lanzó un cuchillo hacía uno de los cuadros de los pasillos, atinando a la frente de una dama plasmada en el cuadro.

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Obito bajó de la camioneta rodeado de cuatro guardias altos y robustos, estaban armados y atentos a su alrededor. Muy aparte, Obito tenía su propia arma.

Vestía un traje negro, y joyas de plata, su rostro como siempre inexpresivo, aunque se detectaba un poco de molestia en su rostro, resultado de la discusión del día anterior con su novio.

Deidara no durmió en la habituación que compartían, y escuchó de unos empleados que estaba en la habitación de invitados.

Entendía completamente su punto, Deidara venía de una familia de asesinos algo conocida, y sabía que tenía la capacidad de protegerlo, pero no quería que le hicieran daño.

Saludó a sus próximos socios y se sentó en uno de los asientos de cuero y comenzó hablar sobre el nuevo trato con una mafia más pequeña.

Las horas pasaron, y término con un ligero dolor de espalda al estar en la misma posición por demasiado tiempo.

Cuando caminó por los pasillos junto a sus guardias, escuchó dos disparos, y observó dos cuerpos caer al suelo, Obito tomo su arma y la alzó en dirección de donde escuchó los disparos.

Sus hombres se pusieron delante de él, cubriéndolo con su cuerpo.—Mierda...—gruñó, al ver que no había ninguna puerta para meterse y tratar de cubrirse.

Escuchó dos cuerpos caer con brusquedad, y cuando miro en aquella otra dirección, aquellos hombres que le atacaban estaban con una bala en la cabeza. Frente a él, estaba Deidara con unos pantalones de cuero que se ajustaban deliciosamente a sus piernas, y un crop top negro dejando ver su tatuaje en el pelvis. Sus manos cubiertas de unos guantes del mismo material que sus pantalones, estás sujetaban dos armas con silenciador Deidara miró a Obito quien estaba sorprendió por la aprecio de su pequeño novio.

—Muévanse, tenemos que trasladar al señor Uchiha a la camioneta.—ordenó el más pequeño, los guardias asintieron ante las ordenes.—

Deidara iba un metro más adelante, verificando que no hubiera más intrusos. Cuando subieron a la camioneta Deidara guardo sus armas en las fundas.

—¿Qué haces aquí?.—preguntó Obito.

—"Oh mi querido y amado Deidara, muchas gracias por salvarme la vida, perdón por darte la contraria, tenías toda la razón, como siempre mi amado".—Deidara hizo un intento fallido de imitar la voz de su novio.—Es mi trabajo protegerte, pero al menos da las gracias imbécil.—gruñó, cruzándose de brazos.

Obito rodó los ojos y suspiró. Deidara no lo miraba, ambos estaban enojados con el otro. Obito porque Deidara ignoró sus órdenes de quedarse en casa y Deidara porque Obito era un imbécil.

—Solo quiero protegerte, aquella vez que me cubriste, el herido resultaste tú, y yo, por primera vez experimenté el miedo, eres lo más valioso para mí, porque enserio te amo, y no quiero perderte.—habló Obito mirándolo.

El corazón de Deidara latió desbocado al escuchar tal declaración de su novio, era su manera de pedir disculpas y decirle que lo ama. Sus mejillas se sonrojaron y miró al mayor.

—Quiero protegerte Obito, tal y como tú lo quieres hacer conmigo, te amo tanto que moriría por ti, y recibiría un millón de balas solo para poder verte sano.— declaró esta vez Deidara algo avergonzado por sus palabras.—Tengo miedo perderte, por eso te protegeré con mi vida, perdón por ser testarudo, pero yo estaré bien si tú estás a salvó, permite seguir protegiéndote así como tú lo haces conmigo.

Obito sonrió un poco y se acercó a besar los labios de su pequeño novio, quien se sintió completamente satisfecho al tacto.

Ellos dos se protegerían como si su vida dependiera de ello...

El tatuaje de Deidara es como este, algo así como el de un súcubo

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El tatuaje de Deidara es como este, algo así como el de un súcubo.

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𝒟𝒶𝒹𝒹𝓎 [𝒮𝒶𝓈𝓊𝓃𝒶𝓇𝓊]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora