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Naruto estaba siendo bañado por dos hombres de aquel palacio, quiénes ponían su esmero en dejarlo completamente limpio.

El pequeño Naruto, de cabellos rubios y ojos azules, trataba de cubrirse, estaba asustado, ahora era un "tesoro de guerra".

—Y recuerda muchacho, cuando el gran sultán Sasuke Uchiha llegué, no te atrevas a levantar la cabeza, no sonrías y no hables.—explicó el hombre de la izquierda mientras que Naruto sentía como el agua quitaba el exceso de espuma.

Desde hace dos semanas había llegado al palacio, dormía con varios adolescentes en pequeñas cama, y vestía telas ligeras, aquellos chicos y chicas eran propiedad del sultán Uchiha, quien escogía a uno para obtener placer. Aquellos hombres que ahora le quitaban el exceso de agua con suaves toallas, le habían enseñado como reverenciar, saludar al sultán y el como hablar en el caso de que lo escogieran una noche.

El Harem del sultán Uchiha, estaba lleno de muchachos de finos rasgos, y de diferentes partes de país; pero cuando llegaban aquel palacio tenías que olvidarte de todo, y comenzar como el súbdito del Sultán.

Todo ahí, se regía por poder, siendo Sasuke el que tenía mayor autoridad.

Naruto  suspiró nervioso, y se vistió con rapidez, todos estaban emocionados, y se colocaban sus mejores prendas para impresionar al sultán, quien no tardaría en llegar.

Tomo un poco de maquillaje y se lo coloco en los ojos, suave, sin llegar a exagerar, y un bálsamo en sus gorditos labios. Uno de los guardias entró y todos los muchachos con risas nerviosas se formaron.

—¡Con ustedes, el gran sultan Sasuke Uchiha!.—anunció el guardia.—La gran habitación se quedó en silencio, y todos bajaron la mirada, mostrando respeto hacia el sultán. El nombrado, entro siendo acompañado de sus consejeros reales. Suigetsu, y Jūgo, quienes vestían ropas de la más suave tela, y el collar de oro con el emblema del Clan Uchiha.

Naruto los conocía muy bien, algunas veces los veía pasar con los pasillos.

Sasuke vestía de rojo y negro, con ligeros detalles dorados y anillos en sus dedos. Poderoso, gritaba su aura, y más de uno se sintió intimidado. Naruto aún tenía su vista en sus pequeños pies, sin embargo, el elevó la mirada por un momento.

Un suspiro casi se le escapa de los labios al ver al sultán, el nombrado tenía la piel blanca, y finos labios de un rosa pálido, sus ojos se mostraban fríos, y su nariz pequeña. Cuando Sasuke miro hacia su derecha, encontró a un muchacho mirarlo directamente.

Su piel era ligeramente bronceada, labios gruesos y brillantes, ojos azules como el cielo y ese hermoso cabello dorado. Sus rasgos eran finos, y aunque la mayoría tenía la cabeza inclinada hacia abajo, el no lo hacía.—¿Tienes el descaro de mirar al sultán sin su permiso?.—habló el guardia que estaba a la mano derecha del sultán, Suigetsu, dirigiéndose hacia el pequeño muchacho. Naruto agachó la mirada rápidamente ante el atrevimiento, Sasuke le hizo una seña a Suigetsu para que no diga nada más.

Se acercó hacia el ahora regañado Naruto, quien mordió sus labios al sentir la silueta del sultán frente a él.—¿Cómo te llamas?.—preguntó Sasuke, y todos los adolescentes presentes sonrieron por lo bajo, la voz del sultán era gruesa y muy varonil.

—S-Soy Naruto, mi sultán.—se presentó aún sin levantar la mirada, y Sasuke sonrió ligeramente.Su voz era delicada y se veía que su piel era muy suave. Y no pudo evitar imaginar cómo se estremecía de placer bajo su cuerpo. Sin decir nada más, camino saliendo de aquella habitación, siendo seguido de sus consejeros y algunos guardias del palacio.—¿Se decidió mi sultán?.—esta vez, Jūgo habló con una pequeña sonrisa. El nombrado asintió con una pequeña sonrisa, mostrándose satisfecho.—Quiero a ese muchacho, Naruto, fue sorprendente como se atrevió a mirarme.—una pequeña risa quedó atascada en su garganta.

𝒟𝒶𝒹𝒹𝓎 [𝒮𝒶𝓈𝓊𝓃𝒶𝓇𝓊]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora