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Había sido un día de mierda.

Solo el se dejaba convencer por sus amigos de estudiar y trabajar a la ves, en ves de solo centrarse en ganar dinero. El era feliz con solo tener lo necesario para vivir y para hacer regalos, no necesitaba mas, hace poco había conseguido un trabajo en una tienda de motocicletas, Inupi trabajaba allí también así que todo era cómodo y acogedor, sobre todo su jefe, que era muy considerado y atento, sabia tratar con el publico y podía intimidar a clientes pesados a pesar de verse débil. Sus ojos tan oscuros y sin alma, llegaban a poner en hacker a cualquier persona que quisiera pasarse de lista.

Fue capaz de entender que quería comenzar a estudiar mecánica, pero aun conservar su trabajo, así que solo trabajaba medio día o en la noche cuando quedaban cosas que terminar para el día siguiente.

Ahora solo quiere llegar a casa y ver la transmisión de su Camboy Favorito, quitarse el estrés y ser feliz, tomando un baño caliente. Pero no contaba que el trafico iba a estar en su contra, al parecer hubo una colisión a unos metros de el y de verdad le gustaría ser de ayuda, pero a veces ayuda el que no estorba y por ahora no iba hacerlo ya que su mal humor iba aumentando a medida que los autos también tocaban la bocina.

Era viernes e Iba a llegar tarde

No podía permitirse llegar tarde.

Desde que descubrió a ese chico sus viernes habían comenzado a ser mas productivos, mas rápidos y animados solo con la motivación después de que después vería a su cenizo de gemas negras y pasar un buen rato.

El chico no mostraba ser mayor que el, tenían alrededor de la misma edad o eso es lo que decía en su perfil. Tenia el cabello largo hasta un poco mas debajo de los hombros y era de un rubio tan bonito que no dolía de ver. Su espalda era bastante ancha y su cintura estrecha que lograba un contraste bastante sensual a la hora de bailar. Sorprendentemente era bastante delgado para la masa muscular que mostraba en sus brazos, espalda o piernas. Las cuales son la causa de su perdición.

Sus piernas eran largas, rellenas de pura fibras y lechosas. Eran un Imán de atención, cada vez que las mostraba con algún accesorio se le hacia agua la boca el poder ser el. El afortunado, que se lo quitara. Quería ahogarse entremedio de ellas.

Deslizar su hábil legua por toda su piel, hasta llegar a ese miembro que siempre estaba escondido y el cual solo dejaba ver su silueta. Siempre tan erguido, ancho y largo, quería ver si de verdad podía atragantarse con el.

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