Capítulo 6.

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Hyun Jin pasó las siguientes dos semanas tratando de encontrar más información acerca de los poderes de Kín. Recién tenía una pelea contra su enemigo y consideraba que éste era cada vez más fuerte, eso sin contar que en cualquier momento podía reaparecer para cometer otro delito, por lo que él debía mantenerse alerta si quería atraparlo de una vez por todas.

Eran las dos de la mañana cuando su abuela entró preocupada a su habitación con una taza de té caliente.

—Esto te ayudará a dormir —le dijo con la voz más tranquila que pudo, dejando la taza encima del escritorio de su nieto—. Deberías beberlo y dejar tus investigaciones para mañana, Hyun Jinie. Estás cansado y herido.

Crimson no había podido acompañarlo en esa ocasión, así que salir lastimado significaba que tendría que recuperarse sin ayuda de un poder. Siempre era cuidadoso, en especial cuando se enfrentaba a villanos que también poseían una Jouel, pero Kín y su maldita precognición pudieron más que él, lo que resultó en que una larga barra de metal golpeara con fuerza su brazo derecho. No estaba roto, afortunadamente, pero sí le dolía mucho.

El pelinegro suspiró y le dio la razón a la amable anciana. Con la idea de que para detener a Kín necesitaría energía, bebió todo el té y se alistó para dormir.

Pensó en saltarse las clases, asegurando que faltar sólo un día no podía hacer tanto daño y que después podía decir que estuvo enfermo para no meterse en problemas con sus profesores, pero al final su voz interna de héroe fue lo suficientemente fuerte para hacer que se levantara a cumplir con todos sus deberes. Y así terminó preparándose para ir a la universidad después de una ducha y un buen desayuno a la mañana siguiente.

—¡Hyunie! —Emocionado, Seung Min corrió hacia él tan pronto como lo vio en la entrada de la escuela y lo saludó con un abrazo, haciendo que el más alto se quejara un poco e inconscientemente apartara a su novio para llevarse una mano al brazo herido.

—Agh, eso dolió...

—¡Ay, no! ¿Estás lastimado? —Lo miró con preocupación—. ¡Perdón! ¡No lo sabía!

—Descuida —una sonrisa débil se formó en sus labios, sólo para su novio—. Tampoco es la gran cosa, ayer en la noche me la pasé ayudando a mi abuelita a levantar unas cajas muy pesadas y luego me caí —mintió antes de que el castaño le preguntara qué le había ocurrido—. ¡Pero estoy bien!

—Oh, Hyunie...

—Un beso me haría sentir mejor —sonrió de lado, diciéndole al otro chico con la pura mirada que él podía ayudar.

Seung Min respondió con otra sonrisa y besó los labios del pelinegro con ternura. Hyun Jin usó su brazo izquierdo –el que no le dolía– para rodear con afecto la cintura del contrario y pegarlo un poco más contra su cuerpo, alargando el beso mientras el más bajo subía sus manos para dejarle caricias suaves en el cuello y las mejillas. Se separaron tras varios segundos, tomando un poco de aire, terminando con un pequeño roce entre sus narices.

—¿Y bien? ¿Funcionó? —Preguntó el castaño.

—De maravilla, Seung Minie. Gracias.

—Me alegra saberlo.

Ese día Seung Min se encontraba de buen humor y era fácil darse cuenta. No sólo se reía junto a Felix de todos los chistes de Ji Sung, también le pedía que contara más. Comió doble postre a la hora del almuerzo, cosa que rara vez hacía. Y a cada rato quería darle cariñitos a Hyun Jin, como besitos en la mejilla o en la punta de la nariz, delicados abrazos de sorpresa y caricias en los hombros.

No obstante, eso pareció cambiar por completo cuando su amigo Felix mencionó el noticiero de las diecinueve horas. Hyun Jin frunció el ceño con sólo escuchar el nombre de Kín y el castaño se quedó serio cuando sus amigos empezaron a hablar acerca de Sapphirus.

Héroe [HyunMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora