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Después de redactar y aclarar las condiciones del contrato de los dos hermanos, Diana vuelve a la habitación de su padre

- Diana, hija mía, tengo una buena noticia...he pedido a Antonella que llame a todos nuestros amigos para celebrar mañana por la noche tu vuelta a Italia

- Pero papá...no hacia falta hacer eso...

- Si, créeme hija...hacia tiempo que no te veía y quiero presumir de la gran hija que tengo

Dice el hombre con orgullo y una sonrisa amplia en su rostro mientras le acaricia las manos a Diana, ante tal gesto la chica sonríe y como respuesta le da un beso en la mano

- Grazie papá...

- Ahora ve con tu hermano que hace tiempo que no os veis

- Pero...

- Ve hija

Insiste el hombre hasta que finalmente convence a la chica y se va de la mansión con ayuda de Adriano, un hombre de pelo corto blanco y barba frondosa del mismo color, chófer de la familia.

Mientras tanto, después de que los hermanos terminarán de instalarse en su nueva habitación compartida, William va ayudar en la cocina mientras que Emily, que tenía conocimientos médicos va hacia la habitación del padre de los hermanos Salvatore, Fabrizio Salvatore.

Antes de entrar, la chica toca a la puerta y antes de que pudiera decir algo, el hombre contesta

- Avanti perfavore

La chica sin saber el significado de lo que había dicho, supone que podía entrar, entonces  entra a la habitación y se encuentra a un hombre con cabello gris algo largo y con un bigote del mismo color tumbado en la cama leyendo el periódico con unas gafas puestas

- Buenos días...soy la nueva empleada, Emily y seré la encargada de proporcionarle las pastillas y medirle la tensión señor Salvatore

- ohh vaya pero que ragazza mas bella, mama mía!

Las consecuencias del ArteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora