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Mientras tanto, en otro hotel alejado, Diana y Emily entran en una habitación y, después de cerrar la puerta, Diana empuja a Emily contra la puerta para besarla de manera apasionada y sensual

- Haz lo que quieras conmigo...

Dice Emily con la respiración agitada cuando se separa del beso

- De eso no lo dudes...

Contesta Diana para después tomarla de la mano y llevársela junto a la cama. De pie, Diana se posiciona detrás de la chica para apartarle de manera delicada el cabello a un lado y bajarle lentamente la cremallera del vestido deslizando por toda la espalda sus dedos, provocando un leve cosquilleo en Emily.

Después de bajar totalmente la cremallera, la manos de Diana se deslizan delicadamente por los hombros de la contraria quitando poco a poco el vestido y proporcionarle algunos besos por el cuello y la espalda de la contraria. Posteriormente de haberle quitado el vestido y dejar a Emily en ropa interior, esta se gira para ver a Diana y empezar a quitarle la ropa mientras la besa. En el beso, Emily le quita la americana a la contraria para después deslizar sus manos por el abdomen de Diana e ir subiendo poco a poco para quitarle el top de encaje que llevaba puesto.

Diana al notar las finas y cálidas manos de Emily, se le eriza la piel y empieza a agitarse cada vez más. Ante la excitación de Diana, esta empuja a Emily hacia la cama para posicionarse encima de ella y empezar a recorrer su cuerpo con sus labios, mientras que su rodilla va rozando la intimidad de Emily.

Emily al notar la rodilla de la contraria, jadea de placer mientras agarra con todas sus fuerzas la sábanas de la cama, Diana ante eso lame dos de sus dedos y los desliza poco a poco hacia la intimidad de la chica, Emily al sentir los dedos húmedos de la chica deslizándose por todo su cuerpo suplica con la respiración entrecortada

- Hazlo...te lo pido porfavor...hazlo...

Después de las palabras de la chica, Diana obedece y lentamente va introduciendo sus dos dedos por debajo de la ropa interior de Emily, para después ir masajeando delicadamente el clítoris de esta, esto provoca que Emily gima de placer al sentir los dedos de Diana.

Y así siguieron casi toda la noche, entregándose la una a la otra, gimiendo sus nombres entre caricias y besos, y olvidándose de los demás como si nadie más existiera, solamente ellas y la luz de la luna colándose por las ventanas.

Las consecuencias del ArteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora