Hubo un largo tiempo en el que Harry y Louis no hablaron sobre el tema. Nadie comento nada, nadie se entero de lo que ellos sabían ahora. Niall y Liam, por su parte, notaron el cambio: sus amigos se la pasaban juntos casi todo el tiempo cuando nadie miraba, hablaban por lo bajo constantemente. Habían notado que el extraño regalo que el rizado había recibido en su cumpleaños número veintiuno ya no se encontraba constantemente en sus manos, pero si entre su ropa, pues siempre estaba cerca. Y lo más raro de todo era que Louis, el más ruidoso de todos, ahora se estaba frecuentemente pensativo y callado.
Tres meses exactamente, eran los que habían pasado. Tres largos meses en los que la pareja se había dedicado a pensar qué hacer. Tres largos meses en los que el diario de Olive había sido guardado. Y hace tres largos meses, Harry no había vuelto a leer una sola palabra más de Olive. Pero sí que la había recordado a su manera: de la misma forma en que lo había hecho con su amado. Una canción. Y no sabía si aquella melodía aparecería en el nuevo disco, pero allí estaba. Sin título. Esperando para ser importante aunque sea solo para su propio autor. Con recuerdos. Pensamientos. Sentimientos. Y con la frase que Olive había escrito. La última frase de aliento que ella misma se había dado. La última cosa positiva que pensó. Y probablemente lo último que se dijo a sí misma antes de cerrar los ojos y dejarse ir:
Ama, sonríe, vive, respeta, disfruta, y sueña.
Ama como Zayn.
Sonríe como Niall.
Vive como Louis.
Respeta como Liam.
Disfruta como Harry.
Y sueña como One Direction.
Tal vez, Harry podía hacer algo por Olive. Algo por Tabatha. Incluso algo por él.
Tal vez, podía decir la verdad... Pero, ¿Cómo le creerían? ¿Cómo sabrían que lo que decía era la pura verdad? Y ¿Cómo decirle a una chica de casi diecisiete años, a una madre herida, y una familia destrozada, que el culpable de que la chica de sonrisas brillantes y consejos elegantes muriera, estaba entre sus pares? ¿Cómo volver a mirar los ojos marrones de Tabatha, de quien se había hecho amigo, y decirle que su mejor amiga y alma gemela había muerto sintiendo las manos de un hombre horrible en su cuerpo? Un hombre que había hecho pedazos a un noble corazón. Un hombre, que no se intereso por si sus actos habían sido sublimes o no. Un hombre que habría destruido el alma y la mente de una pobre chica de quince años.
-¡TERMINALO DE UNA VEZ, HARRY! – dijo Louis furioso, confundiéndolo – Te he estado hablando durante diez minutos contados y no has hecho más que mirar por la ventana. Así que, por favor, lee. Lee para ti Harry... –
-Pero... ¿Tú...? –
-Ya lo he hecho – murmuró el ojiazul un poco cabizbajo –
A pesar de su sorpresa, lo entendió al ver los ojos llorosos de su novio; se dio cuenta de que lo sabía hace tiempo, de que lo había guardado para sí mismo, que por eso había sido el chico misterioso por largo rato. Y lo principal de todo: Harry supo que lo último que ellos habían leído, no era lo último. Que antes de morir, el mismo día, Olive había dejado algo... Algo que era para él:
17/01/15
Querido tú:
Hola. Me llamo Olive Madeleine Moore y casi llego a los dieciséis. Mi madre dice que soy una persona inteligente, mi padre que puedo tener el mundo en mis manos si así lo quiero. En cambio, mi hermano dice que soy hermosa, incluso si yo misma no lo creo.
Sé que estás leyendo esto porque es lo último, aunque tal vez es lo primero que has leído. No lo sé, pero esta es tú carta. Tú propia carta de despedida.
No hubiera tenido sentido si yo solo hubiera dejado una estúpida carta para ti. No sabrías quien soy en realidad. Por eso decidí que todo mi diario sea tuyo en un principio, aunque puedes hacer de él lo que quieras apenas termines de leerlo, de conocerme.
Solo quiero decir que en este mismo instante llevo encima más de veinte pastillas para dormir. Pesan en el bolsillo y en mi mente. Tal vez hasta en el corazón, aunque nunca podría explicar aquello.
No es mi intención crearte un mal, ni a ti ni a nadie. Pero como ya habrás leído, no puedo aguantarlo. No puedo seguir sintiendo eso en mi piel. No puedo, no quiero.
Pido perdón por el dolor que causaré en todo aquel que realmente me quiere, incluso a ti Harry Styles: te he decepcionado, me he dejado caer y he cerrado la boca. Así que... Perdón. No puedo decir más que eso. Pero te pido encarecidamente que cuides de Tabatha. Pídele de mi parte que me perdone: por no hablar, por cerrarme, por evitarla. Dile que es la mejor amiga que alguien podría tener, que nadie podría encontrar a alguien mejor que ella, que me siento afortunada de poder decirle al mundo "Tabatha es mi mejor amiga", que si le rompen el corazón, me encargaré de vengarla desde el más allá. Y dile que nunca la cambiaría incluso si no estoy viva, dile que la amo y que nadie podría hacerlo más que yo.
Y a ti, querido chico de rulos... Siempre, siempre has hecho de mi rostro una sonrisa. Siempre has estado ahí sin saberlo, siempre. Por lo que esta última entrada, estas últimas palabras te las dedico: GRACIAS. Por existir, por cantar, por sonreír, por ser tú, gracias por soñar y darme algo por lo que soñar por tres largos años.
Si no lo has hecho ya, entra a e introduce la primera cuenta que aparece en el principio de este cuaderno y escribe como contraseña: hemuertoyhevivido.
Con amor siempre, Olive Stylinson.
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