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18-05-2012. 8:30 pm

En cuanto estuve frente a la puerta de tu habitación se me detuvo la respiración.

Ahí estabas, acostado en la camilla. Tan pálido que tus rojizos cabellos relucían aún más. Con tubos transparentes entrando por tu nariz y garganta. Con tus muñecas repletas de jeringas administrando suero y otros líquidos a tu frágil cuerpo.

Y otra vez comenzaron a brotar lágrimas de mis ojos, mi garganta ardía como el infierno por el nudo que tenía. Incluso comencé a hiperventilar.

Tu madre de nuevo me envolvió en un abrazo mientras ella igual derramaba lagrimas y comenzaba a sollozar.

¿Qué te sucedió, Satori?

Cartas a Tendou-sanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora