Agape

Ella alfa, él omega

En un lujoso salón se lleva a cabo una fiesta. Gente con trajes finos y hermosos vestidos brillantes pasean por el lugar. Todo brilla. Recargado en una pared un joven observa. Su cabello largo platinado esta peinado con una coleta, sujeto por un aro descansa en uno de sus hombros. Su rostro con tres franjas horizontales: blanca, azul y roja muestra molestia, no quería estar en ese lugar, pero no puede negarse a una orden de su padre. De su obediencia depende su futuro.

Ve a la multitud. En su mayoría son alfas, lo sabe. Y ese es un lugar muy peligroso para él. Porque a pesar de tener todo para ser uno de ellos: buena educación, buena presencia, venir de una respetable familia de alfas, él no lo es. Es un omega. Un raro omega de 1.90, cuerpo amplio trabajado [aunque esto es más gracias a su esfuerzo]. En el pasado se preguntó porque no se desarrolló como el resto de los omegas: pequeños, frágiles, dulces. Ahora ya no le importa. Ahora solo se preocupa por hacer que el rostro decepcionado de su padre desaparezca. Un rostro que se instaló en el momento en que se supo que él era omega. Suspira. Da una última mirada al exterior de la ventana. La luna llena adorna el cielo nocturno.

Rusia- Que hermosa luna.- exclama silenciosamente.

Un camarero le ofrece una copa.

Camarero- ¿Una bebida?

Rusia toma la copa, que toma sin pensar. No puede ver la sonrisa maliciosa del mesero.

Una chica se estira. La joven de rostro tricolor con franjas horizontales verde, blanca y roja y emblema de águila se lleva las manos a la espalda, tratando que su columna de un tronido. Este es su segundo turno de limpieza de oficinas, esta cansada, pero necesita el dinero. Proviene de una familia numerosa y las cuentas abundan.

Jefe- Mex, ¿lista?

Mex- Ya voy.

Mira de reojo el cielo. La luna brilla con esplendor.

Mex- Que hermosa luna. - se ata fuertemente un paliacate en el cabello, entrando al edificio.

Con gran dificultad Rusia llega a su edificio de oficinas. Siente calor, mucho. Era demasiado pronto para su celo. ¿Entonces? ¡La bebida! Sintió un sabor extraño en la bebida, pero no le tomo importancia. Pero eso quería decir que alguien ahí lo sabía. Sabia de su condición de omega. ¿Pero quién? Ya casi no puede pesar con claridad. Se sienta en el suelo, jadeante, recargándose en el sofá.

México tiene miedo. Escucho ruidos en una de las oficinas, cuando se supone que está sola.

Mex- (Entonces ¿es cierto eso de la niña que se aparece en las noches por aquí? Yo pensé que era puro choro. Virgencita de la macarena, cuídame)- lleva un trapeador en alto, dispuesta a defenderse. A lo lejos ve la puerta abierta. Traga saliva. Se acerca. Mira dentro. Ve a un hombre sentado en el suelo, con las manos al estómago. Tira el trapeador y se acerca apresurada.

Mex- ¿Se encuentra bien?- a su nariz llega un aroma. Una esencia a avellana y manzanilla. Con su mano trata de taparse la boca y nariz.

Mex- ¿Es...es un omega?-

Rusia jadeando alza la vista, asiente. Eso es malo y mucho, pues la chica es alfa. Sus ojos se encuentran. Suplicantes ojos azules y el delicioso perfume empiezan a quebrar a México.

De prisa la chica se quita el pañuelo de su cabeza e improvisa una mascarilla.

Mex- Tranquilo, voy a una farmacia y le compro un supresor. O, ¿no tiene uno con usted?

El hombre niega. Muestra su muñeca una pulsera de plata con una pequeña placa. De inmediato reconoce el dibujo de la placa. Indica alergia, alergia a los supresores.

Mex- (No me jodas, es como ir al seguro y decir que eres alérgico al paracetamol. ¿Qué hago, que hago?) Voy a subirlo al sofá, ¿vale?

Le ayuda a sentarse. Se rasca la cabeza.

Mex- (Muy bien México, usa la cabeza, eres una alfa madura y adulta. No dejes que los instintos te ganen. Hay que... hay que... ¡llamar a mamá! Eso, ella sabrá que....)

Antes de siquiera sacar su teléfono su cuello es atrapado por dos grandes brazos. El rostro del chico queda pegado a su oído izquierdo. Siente su respiración cálida golpear su cuello.

Las manos le retiran su improvisado cubrebocas.

Rusia- Ahh....a....abrázame. Te lo ruego, abrázame.

El fino hilo de cordura que le quedaba, se rompió.

Jadeos y quejidos se escuchaban dentro de aquella oficina. México embestía al ruso quien no llevaba ya nada en la parte baja de su cuerpo.

Rusia- Ahh...mas...así...mas...

Mex- (Demonios, este hombre...) Te daré lo que me pidas.

Rusia- Eto neveroyatno, neveroyatno. / Esto es increíble, increíble.

Eso decía, pero en sus adentros Rusia se lamentaba. Se odia, por ser tan débil, frágil, por ser omega. Lagrimas comienzan a escurrir por sus mejillas. México lo ve. Ve sus ojos llorar.

Mex- Tranquilo, tranquilo mi hermoso. Si...si te causo dolor, parare.

El hombre está sorprendido. Nadie antes le había tratado con tanta delicadeza, cariño, afecto. Lo veía como algo preciado, delicado.

Rusia niega.

Rusia- Sigue, sigue.

Las embestidas siguen. Después de correrse por 3 vez el hombre se duerme. La chica se detiene. Sale del hombre con cuidado y le coloca acuesta en el sofá. Le arropa con su saco. Ve el rostro durmiente.

Mex- (En verdad eres tan hermoso) Ora si metiste las cuatro patas, México.

Suspirando se aleja, dejando al hombre dormido.

Rusia abre los ojos lentamente. Se encuentra solo, cubierto por su saco. Percibe en si un ligero olor a canela y café.

Mex- Vaya, ya despertó, ¿Cómo se siente?

El hombre le mira alzando una ceja.

Rusia- Adolorido. ¿Usted es...? Ah, sí. Alfa.

Mex- Si...siento eso.

Rusia- No se preocupe. ¿No era más alta?

Mex-Suele pasar que cuando entro en celo aumento de estatura. Este...yo... ¿ten...tendré problemas?

Rusia- ¿Por?

Mex- Bueno...yo a usted.....yo... ¡No me mande a prisión, hare lo que sea, solo no llame a la policía!

Rusia da una leve risa.

Rusia- No, no se preocupe. Fue consensuado.

México suspira aliviada.

Rusia- Usted debería ser la que estuviera enojada. Fue mi culpa. Siempre es mi culpa.

Dice esto último como un lamento y reproche. La tricolor lleva la mano al cabello del chico.

Mex- No diga eso. Usted no puede controlar lo que es. No se atormente. Si me disculpa, me voy.

Rusia- Am... gracias, por ayudarme.

La chica asiente con una leve sonrisa. Rusia se lleva la mano a la cabellera.

Rusia- (¿Por qué fue tan amable conmigo?)