I. Ataúd de Hielo

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- Duerme, duerme, duerme, humano estúpido... sueña hasta la eternidad para que nunca olvides tu lugar.


Fueron las últimas palabras que escuchó Hakuji de parte del malévolo demonio que lo dejó atrapado en una macabra técnica de sangre con naturaleza de hielo y que lo mantuvo en un estado de suspensión durante siglos.


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Aquel trágico episodio ocurrió tan inesperadamente que parecía una espantosa pesadilla. Hakuji pensó que la mejor parte de su vida apenas comenzaba ya que tenía un hermoso y feliz futuro por delante siendo un amoroso y protector esposo quien cuidaría honorablemente el dojo de su suegro hasta el final de sus días. Quizás Koyuki sería capaz de engendrar uno o dos hijos, no estaba seguro ya que el estado de salud de ella era delicado, pero con hijos o sin ellos Hakuji se comprometería a cuidar y dar cariño a su mujer hasta que los dos fuesen viejos y muriesen juntos.


Pero ese final le fue arrancado sanguinariamente. Su alegría y su luz habían sido despedazadas en un trágico escenario. Hakuji no estaba en casa aquella fatídica noche, pues salió a visitar la tumba de su padre para contarle que se casaría pronto. Cuando el joven Soyama regresó al dojo Soryu percibió un preocupante aroma a sangre en el ambiente a unos metros de distancia de su hogar.


Hakuji sintió que el alma se le escapaba del cuerpo tras notar que algo estaba muy mal, así que corrió a toda prisa con el corazón latiendole en la garganta y cuando giró para acceder a la entrada de la residencia contempló una escena de terror: múltiples cuerpos se encontraban apilados y bañados en sangre, la mayoría estaban muertos aunque el calor de sus cuerpos aún se percibía en el ambiente.


Soyama corrió para verificar de inmediato la identidad de todos ellos y se sintió momentáneamente aliviado de que ninguno fuera su maestro Keizo o su prometida. No obstante, se dio cuenta de que aquellas víctimas vestían uniformes de los dojos rivales quienes siempre estaban empeñados en sabotear a los Soryu de alguna u otra forma. Las heridas de aquellos tipos no habían sido hechas con los puños o con alguna técnica marcial conocida, era más bien cómo si unas poderosas garras no humanas los hubieran hecho trizas.


El joven de cabellera negra corrió al interior de la vivienda, deseando con todas sus fuerzas que su maestro y su prometida estuvieran bien.


- ¡NOOOOOOOOOOOOOOO! - su grito desgarró la macabra quietud de la noche.


Koyuki yacía tirada sobre el suelo afuera del dojo. Estaba gravemente lesionada y su kimono rosa estaba empapado de sangre. Su padre la abrazaba protegiéndola con su cuerpo. El cuerpo del señor Soryu se encontraba despedazado y sólo quedaban jirones de carne de él.

Cuando la nieve se derrite [Akaza x Kyojuro]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora