XIII. El Pilar de la Nieve

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Antes de comenzar quiero presentarles un arte que elaboró @WannChann inspirada totalmente en el anterior y penúltimo capítulo de esta historia. Me conmovió profundamente y me emocioné mucho cuando me lo presentó.

 Me conmovió profundamente y me emocioné mucho cuando me lo presentó

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Sugerencia: antes del epílogo incluyo un video con una canción que sugiero escuchen durante la etapa final de este capítulo. Sólo denle PLAY cuando la encuentren.


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XIII


El desarrollo de la cura para los demonios fue todo un éxito.


Gracias al apoyo de Akaza como sujeto de pruebas voluntario y permanente, Tamayo y Shinobu lograron hallar el antídoto mucho antes de lo esperado. Incluso las dos brillantes científicas desarrollaron otras armas farmacológicas sumamente inesperadas pero ventajosas para la batalla final que estaba por comenzar.


— ¿Estás listo, Akaza? — llamó Tamayo.


En aquellos momentos la cuenta regresiva del inevitable ataque final de Muzan contra la compañía de cazadores se encontraba en sus horas más desesperadas.


Nezuko se convirtió en el primer y único demonio que resistió la luz solar sin morir. Kibustsuji atacaría con todo su potencial para obtenerla y así el padre demonio obtendría la inmortalidad perfecta si lograba devorarla. El veterano ex Pilar Urokodaki custodiaba a la chica mientras el antídoto hacía efecto en ella.


— Listo — respondió el de cabellera rosada apareciéndose frente a la médico y su leal compañero.


Tamayo abrió sus ojos con sorpresa y agrado; sus hermosos labios rosados sonrieron. Yushiro sintió celos al observar la reacción de su señora por lo que apartó la mirada violentamente y masculló con envidia.


— Humano o demonio, eres vulgar de cualquier forma.


Akaza era humano nuevamente. Su aspecto demoníaco desapareció: su piel recuperó su color de nacimiento y los numerosos patrones azules sobre su carne se desvanecieron por completo a excepción de los tatuajes alrededor de sus muñecas. Sus ojos también regresaron a su aspecto humano desapareciendo también el espantoso rango de Luna Creciente tachonado por Muzan; de hecho, sus ojos retornaron a su coloración de nacimiento: nuevamente eran azules como el cielo despejado. Únicamente su cabello permaneció rosa, el último rastro de su pasado como demonio. Tamayo le ofreció a Akaza aplicar dosis mínimas de antídoto para deshacerse de aquel efecto, pero aquel se negó "Dejémoslo así, son una marca y un recordatorio de lo que he tenido que pasar, igual que los tatuajes que marcaron mis muñecas desde la era Edo" argumentó.

Cuando la nieve se derrite [Akaza x Kyojuro]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora