LA DESPEDIDA
Han pasado 8 meses desde que Sam partió de este mundo.
Después de lo sucedido tuve que ir a la policía a declarar, les conté lo que ví y escuché, fue muy difícil volver a recordar ese día. A Marcos le dieron muchos años en prisión, lo último que supe de él es que se volvió loco y lo enviaron a un centro psiquiátrico, semanas después se quitó la vida allí mismo.
Estoy en mi lugar seguro, duermo y como en esta habitación, sumida en los recuerdos, sumida en el dolor.
Ya estoy estudiando psicología en la Universidad de Stanford. Samuel está en la Universidad de Harvard estudiando Medicina. Nelson se fue a Londres a estudiar fotografía, lejos de todo esto, casi no hablamos, nos alejamos desde aquel día.
—¿Se puede?—alzo mi vista y me encuentro con el enano que se acerca.
<<Hablando del rey de Roma, por la puerta se asoma>>
Se sienta a mi lado y sonríe.
—Te extrañé tanto, primita—me codea en la costilla.
—También te extrañé, enano.
Quedamos mirando la pila de libros que tenemos enfrente.
—¿Cómo has estado?—me pregunta.
—Si te digo que bien, te estaría mintiendo.
—Entiendo, yo igual—sonríe con una mirada triste.
—La extraño mucho—vuelven a salir las lágrimas—No hay día en que no llore por su recuerdo.
Él pasa su brazo por mis hombros.
—Yo igual la extraño demasiado...duele mucho pero el dolor ya pasará.
—Pero ella jamás pasará—lo miro a los ojos que se encuentran rojos.
—Ella era el amor de mi vida—agacha su cabeza—La amo demasiado.
—Si ella estuviera aquí, te diría...Aléjate de mí—imito su voz y sonrío, él asiento soltando risas.
—Ella siempre de fría—dice él, me mira y pregunta —¿Has ido a visitarla?—aparto mi mirada de la suya y niego —¿Por qué?—me pregunta.
Lo pienso, respiro y hablo.
—No quiero ver su nombre escrita en una lápida, yo...no podría con eso.
—Deberías ir, antes de que ella venga y te jale los pies—carcajeo por eso —Vamos, quiero ir a dejarle unas flores—me pide rogando con su mirada de perrito.
Termino por aceptar.
Llegamos y caminamos hasta el lugar de Sam.
Veo su lápida y su nombre en ella.
Samantha Elizabeth Carter Coronel.
Sale una lágrima al ver una foto de ella pegada junto a su nombre.
Siento gotas que caen por mi cabello, miro el cielo y está empezando a llover. Nelson deja tulipanes en la lápida de ella, da un beso y se aleja quedando junto a mí.
—Ire a llamar a alguien—dice alejándose.
—Jamás pensé ver algo así en mi vida—le hablo a la lápida—No sé si me escuchas pero quiero creer que si.
Sorbo mi nariz y suelto todo lo que llevo dentro.
—Me duele el alma, cada que te recuerdo...A veces me pregunto ¿qué hubiera sido, si tú nunca te hubieras ido? ¿qué hubiera sido si nada de eso hubiese pasado?. Pero no tengo respuestas porque tú no estás—cierro los ojos y caigo de rodillas, derrotada...una vez más —Recuerdo que pediste que no sufriera y que no llorara, pero...como dueles Samantha Carter...Mamá dice que tengo que soltarte pero ¿y si no quiero soltarte?. Tú eras mi lugar seguro y ahora ya no sé para dónde ir...Me gusta saber que en tus últimos días de vida, estuve a tú lado. Dejaste este mundo sabiendo que siempre serás mi alma gemela, mi hermana, mi mejor amiga...ojalá fuera tan fácil soltarte...ojalá tu recuerdo pudiera esfumarse con cada sollozo que suelto. Ojalá nuestros momentos juntas se ahoguen con cada lágrima que boto. Quiero borrar tú nombre de mi mente y de mi corazón pero eso es imposible...Jamás te olvidaré y duele mucho, Sam.
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¿Amarte u Odiarte?
RomanceSam y Antho son el claro ejemplo del poder de la amistad, hermandad y el amor puro. Sus vidas dan un giro inesperado cuando dos chicos muy diferentes, uno arrogante y guapo, y el otro todo un príncipe azul, entran en sus vidas. Juntos, los cuatro se...