|CAPÍTULO 8|

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—Ese color es bonito—dice Megan señalando el vestido que tengo en las manos.

—Estoy de acuerdo contigo, se te vería muy lindo, Antho—concuerda Nicholas, les pedí que vinieran a mi casa para que me ayudaran con la vestimenta, de verdad no sé qué ponerme.

—El rojo queda perfecto con tu piel pálida y con una chaqueta de cuero, te verías rebelde...linda pero rebelde—habla Megan desde mi cama.

—Bien, entonces será este—digo dirigiéndome al baño para cambiarme.

Una vez lista salgo para que me digan que tal me queda este vestido de manga corta, es algo corto apenas cubre el inicio de mis rodillas, se ajusta perfecto a mi cuerpo mi pequeño trasero, se ve provocativo.

—¡Te ves...hermosa!—dice Nicholas al verme, veo la cara de Megan y sé que es de aprobación.

Me maquillo un poco los ojos con sombra de un rojo suave, Megan me hace un pequeño delineado color negro haciendo lucir la sombra en el mismo, un poco de rubor en mis mejillas pálidas y un labial rosa, escojo algo de accesorios y opto por mi cadena con las iniciales<< S.A>>tiene un corazón en medio de cada inicial, esa cadena me la regaló Sam en mi cumpleaños número 15.

Me veo perfecta.

—No te quedes callada cuando traten de sacarte conversación, recuerda que te tienes que ganar a la suegra—Megan me guiña un ojo al decir esto.

—Por milésima vez, no...es...mi...suegra—lo digo arrastrando las palabras.

—Pero pronto lo será—contraataca.

—¡Vete al diablo, Megan!—digo sacando mi dedo corazón.

Ella suelta una carcajada.

—Se te hará tarde Antho—suena la voz de Nicholas desde la ventana, veo el reloj de mano y solo falta 5 minutos para que Samuel pase a buscarnos.

—Estoy muy nerviosa—hablo rápido.

—Todo irá bien, solo sé tú misma—Nicholas trata de animarme pero cada que transcurre los segundos mi pulso se acelera, mis manos sudan.

Mi celular suena.

Samuel :)
Ya estoy afuera.

—Ya llegó—digo viéndome otra vez en el espejo, salen unos cabellos rebeldes de mi moño, Nelson hace presencia indicándome que ya es hora de irnos.

Salimos de la casa y veo a ese castaño ojisverdes en el auto, desvió mi mirada hacía Megan, me da fuerzas al igual que su hermano.

Subo al copiloto y Nelson a la parte de atrás, abrocho el cinturón y vuelvo a ver a Megan.

—¡Relaja la pelvis, Amiga!—grita Megan y quiero matarla por decir eso, el auto arranca y escucho la risa escandalosa de Megan.

—Te ves hermosa, Anthonella—dice Samuel sin mirarme, se dibuja una sonrisa en su rostro.

—Gracias.

Doblamos la esquina, el auto se detiene frente a la casa del castaño, todo está iluminado.

Bajamos y caminamos a la entrada de la casa. Aún sigo pensando que su casa es como una Mansión.

—¿Nerviosa?—pregunta Samuel tomando mi mano, ese acto me sorprendió.

—Mucho—digo con toda la sinceridad del mundo.

—No lo tomes tan en enserio, solo es mi mamá.

—Claro...solo es tú mamá—agarro una bocada de aire antes de entrar, siento que mi cuerpo suda, mi corazón se acelera más de lo normal, mis piernas parecen gelatina.

¿Amarte u Odiarte?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora