EL MUNDO SE DERRUMBÓ Y DE PASÓ DERRUMBÓ EL MIO, DESAPARECIÓ A MIS ESPERANZAS, Y PERDÍ LAS GANAS DE VIVIR JUNTO A QUIEN LLAMABA "MI VIDA".
••¤×¤𝙉𝙊 𝙃𝘼𝘽𝙄𝘼 𝙉𝘼𝘿𝘼 𝙌𝙐𝙀 𝙃𝘼𝘾𝙀𝙍, 𝙏𝘼𝙇 𝙑𝙀𝙕 𝙎𝙄 𝙈𝙀 𝙍𝙄𝙉𝘿𝙄𝙀𝙍𝘼. ¤×¤••
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Una semana y media habían pasado en un parpadeo y yo sobrevivía con las cosas que encontraba al hurgar en los otros autos.
Rutinas, la gente vivía llenas de ellas, para algunos levantarse temprano, ducharse, desayunar, limpiar, etc. Para otros era dormir un poco más, desayunar, lavarse los dientes y salir. Había tantas rutinas, hasta videos sobre ellas.
Mi rutina de noche— Mi rutina de mañana— Mi rutina para la universidad.
Nada de eso quedó, ahora la única rutina que la gente tiene es levantarse cada mañana ver cómo cayó el mundo e intentar sobrevivir.
Esa era mi rutina ahora, agregando que cada mañana doblaba mi muy sucia frazada, me peinaba, intentaba duchar como podía y salía a chequear en cada auto, con algunos inconvenientes claro, pero casi siempre era así.
Una noche más había llegado y como siempre decidí volver a mi auto.
Era paz estar en esta zona.
De pronto escuché el sonido de vehículos acercándose y me levanté deprisa. El fuerte sol que entraba por la ventana de la camioneta impacto contra mis ojos y me encegueció.
Que idiota, además de no tener municiones, estaba demasiado enceguecida como para defenderme a puño.
Viendo todas estas circunstancias mi mejor elección fue subir la ventanilla con cuidado y cubrirme con la frazada, dejando mi cara descubierta para así poder ver- cuando lograra volver a hacerlo-
De pronto algo estallo, pude reconocer el sonido, era el de un radiador.
En mi cabeza no dejaba de imaginarme arreglando ese vehículo, el olor a metal de las partes para las refacciones.
Salí de mis pensamientos, solo podía escuchar murmullos y luego, pasos acercándose o yendo de aquí para allá.
Calculo habrán pasado diez minutos cuando logre volver a ver. Lo primero que vi fue a unos niños husmeando por las ventanas de los autos, agradecí que casualmente los vidrios de la camioneta eran polarizados.
