·Capítulo 13·

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Las semanas transcurrían con total normalidad en Mystcal. Beckett y Theo seguían sin hablarse, Lilith estudiaba acerca de Hiraeth y sus localizaciones, y Oriana organizaba fiestas para quitar el estrés de los exámenes, sin que los profesores se enteraran de su existencia y de la de ciertas bebidas ilegales en Hiraeth preparadas por los Gnomos.

Los amigos de Lilith se preocupaban por ella. La chica pasaba horas en la biblioteca buscando información sobre las Hadas de la Mente, o formalmente llamadas, Menrys. Debido a su extremo poder, tenían un propio nombre. Esa y muchas cosas más eran las que Lilith descubrió pasando las noches en vela.

-Lilith déjalo ya, tienes los ojos rojos, tienes ojeras y creo que esta vez no tengo maquillaje para cubrirlas -se preocupó la rubia.

-¿Sabías que las Menrys podemos hablar con los animales? Si leemos su mente podemos contactar con ellos -dijo Lilith mirando su libro.

-A ver que yo me entere, ¿eres una Menry de nivel dos y crees que puedes hablar con los animales? -dijo Oriana nuevamente.

-Bueno, a lo mejor puedo hacerlo...

-Lilith, no sabes ni abrir una lata de atún con la mente. Tienes que informarte en la teoría, pero también en la práctica.

-Yo atiendo en las clases del profesor Félix, ¿qué más quieres que haga? -dijo la azabache mientras bostezaba.

-Lo primero, dormir -le acarició el pelo-. Lo segundo, tendrás que ensayar fuera de clases.

-¡No! ¡Me niego! -gritó-. Los demás os habéis criado, aquí en Mystcal, yo solo llevo tres semanas viviendo en Hiraeth. No sé qué narices es Ciudad Pecunia y... -Lilith fue interrumpida por Oriana.

-Ahí es donde viven los ricos de Hiraeth. No se preocupan por los Elfos o los Gigantes, solo por el dinero -Oriana señaló un mapa de Hiraeth que estaba colocado en la pared-. Ciudad Pecunia es una isla apartada del centro de Hiraeth...

-Ajá... -Lilith fue cerrando hasta quedarse profundamente dormida. Oriana se percató y le dio un beso en la sien.

-Buenas noches, Menry.

Oriana salió de la biblioteca, para dirigirse a su cuarto, pero cuando caminaba por los oscuros pasillos, algo la detuvo.

-Hola, Ori - el susurro de una voz fría y siniestra hizo temblar a Oriana.

Era Trydan. Él y Oriana no habían hablado mucho durante su escolaridad en Mystcal, aunque las únicas palabras que intercambiaron estaban llenas de odio y desprecio.

-¿Qué quieres, Trydan? -preguntó intentando ocultar su temor.

-Me he enterado de lo tuyo con esa Sirena, Marestia -Oriana tragó saliva con nervios-. ¿En serio, Ori? Has pasado de enamorarte de mí a obsesionarte con una chica asquerosa.

Oriana sabía lo que el Hombre Lobo quería. Cuando Oriana era parte del grupo de Belladona, conoció a Trydan Quartz. A los padres de ambas les encantaba el chico, así que obligaron a Oriana a salir con él. Un acto incoherente, ya que tuvieron esa relación con 12 años, y ninguno de los dos estaba preparado para un noviazgo.

-Lo nuestro no fue nada, Trydan. Nunca me gustaste, solo lo hice por agradar a mis padres -Trydan apretó la muñeca de la rubia, pero ella no se quejó-. ¿Cómo me iba a enamorar de un niñato que tiene el pelo quemado? -Oriana sabía las cosas que Trydan le había hecho en el pasado por desafiarle. Podría darse por muerta.

La llama de fuego del cabello del chico se encendió, significaba que estaba enfadado. Clavó sus uñas en la muñeca de la chica, la cual sí que se quejó esta vez.

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