Bajo el Enebro

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Bajo el Enebro

El primer niño y todos celebraban su llegada, el padre de Elcana parecía disfrutar de que Ana lo viera y para Penina era toda una victoria.  Pero nadie pensaba en el dolor de Ana más que su esposo quién se acercaba más a ella y la consolaba con cariño.

-- Se que te duele Ana no darme un hijo, pero tu amor es más valioso para mí que diez de ellos -- Le dijo su esposo acariciando su cabello  --  Tu padre tiene razón Elcana, Penina para ti es una bendición  y yo tu vergüenza, deberías enviarme con mi madre y allí terminaré mis años bajo su cuidado -- Le decía Ana muy afligida, Penina ya esperaba al segundo hijo de su marido y ella no lograba concebir.

-- Te amo Ana y yo nunca voy a desampararte aunque no me des hijos tu amor me es muy valioso y deseo que tú encuentres paz en el amor que te profeso -- Elcana sufría al ver a Ana triste, no entendía porque lloraba por las noches aún durmiendo en sus brazos.

Cuando el segundo hijo de Elcana nació todos alababan a Penina -- ¡Mujer de muchos hijos es corona de bendición para su esposo! -- Decía la  madre  de Penina y el padre de Elcana festejaba con alegría su segundo nieto.

Esa mañana después de que naciera el segundo hijo de Penina y de su esposo Ana salió a caminar sin ser vista por nadie  y debajo de un árbol de Enebro Ana lloró  y entre sollozos le decía al Señor: ¿Porque no te has dignado a responder mis ruegos Señor? Te he clamado de noche y de día y parecen tus oídos estar cerrados a mi voz -- ¿Que e hecho para que me ignores? Dime que pecado he cometido para arrepentirme y líbrame de mi desgracia -- Señor acuérdate de mí  -- Las lágrimas de Ana mojaban el suelo y eran tantas que formaban un pequeño charco, pero nadie era testigo de su dolor más que el viento que movía sus cabellos.

Elcana se percató de su ausencia en la casa y se preocupó de no encontrarla, todos giraban en torno a su hijo y a nadie parecía importarle que Ana no estuviera allí.

Penina lo notó preocupado y entendió  que su motivo era Ana y eso le irritaba -- No importa cuantos hijos le de, en su mente siempre está la felicidad de esa estéril -- Penina aborrcia a Ana y cada vez que podía le recordaba su esterilidad.

Usando a sus hijos Penina buscaba retener a su esposo a su lado, pero sin importar cuanto lo intentaba los demás estaban atentos pero él distante. 

Al pasar más de una hora y de que por ninguna parte de la casa  hallara a su esposa Ana, Elcana salió a buscarla, hallandola  sentada bajo un Enebro bastante lejos de su casa -- Ana, ¡Estaba muy preocupado por ti! -- Le dijo al encontrarla, pero ella no levantó su rostro

-- Ana, deja de sufrir y mira lo mucho que te amo, ¿No te soy yo mejor que diez hijos? -- He cuidado de ti con esmero y duermo contigo la mayor parte del tiempo irritando muchas veces a Penina y sin que eso me importe buscó tu amor como un dulce arroyo para un sediento -- ¡Deja de sufrír Ana! -- Yo nunca dejaré de amarte me des hijos o no -- Le decía Elcana

-- Despideme, mejor te es Penina que  yo, su amor por ti te da vida y yo sólo vergüenza, déjame ir con mi madre, ya no quiero causarte pesar ni vergüenza con tu padre que no quiere que estés conmigo -- Ana volvió a llorar y Elcana tomandola de sus hombros la levantó del suelo y le dijo: Tú eres lo que más quiero Ana y  como hijo respeto a mi  padre, pero él no manda en mi corazón y el Señor es testigo que oro por ti pidiendo que te permita vivir a mi lado hasta que mis ojos se cierren y parta a su presencia.

-- ¿No te e mostrado acaso mi amor lo suficiente? -- ¿No lo han visto todos al notar que la mejor porción de lo que hay en la mesa o de lo que doy en ofrenda al templo es para ti? -- Tu actitud me duele Ana, ¿Porque quieres dejarme?

Las lágrimas de Ana callaban los insultos y las burlas de Penina  y no queriendo agraviar  más el corazón de su esposo le dijo: Perdón esposo mío, no volveré a decir que quiero irme de tu lado  -- Y abrazandola Elcana consolo el corazón de Ana bajo ese Enebro. 

Ana la esposa jovenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora