Antes del milagro

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Ante el milagro

El corazón de Ana se llenó de esperanza de nuevo y levantándose de debajo del Enebro volvió a su casa con  un semblante de paz.

Al llegar a su casa una Penina rodeada de niños se veía cansada y tensa tratando de controlar a sus hijos,  cuando al ver el rostro de Ana su furor se encendió.

En lugar de estar perdiendo el tiempo Ana, deberías estar ayudándome con los hijos de mi señor, ya que eres inútil para él y seca por dentro como planta que no da fruto, deberías ser útil para algo.

Mis hijos mayores tienen hambre ¡Ve y traeles comida! --  Penina  la trataba con desprecio y su áspera forma de hablarle hacía que los niños también se rieran de ella.

-- No soy una criada  Penina, llama a una y que lo haga -- Le contesto Ana -- ¡Para lo que sirves Ana! -- Eres inútil en todo -- No puedes tener hijos y tus oraciones no sirven

-- Al menos traele a los hijos de tu marido algo de comer -- Yo soy la  bendecida del Señor y tengo tantos hijos como da fruto la higuera de la que mi esposo disfruta cada mañana tomar uno -- En cambio tú ¿Que le ofreces? -- Lo mismo que el tiene conmigo y aún mejor soy yo que tú.

Las palabras de Penina herian a Ana y su actitud altiva la hacía enojar. Los hijos de Penina empezaron a decir: Mamá tenemos hambre, dile a la estéril  que vaya por comida

-- Los hijos de Penina probablemente no sabían el significado de la palabra que usaban contra Ana, pero su madre la había puesto en sus bocas como una espada para atacar el corazón de Ana

Con dolor Ana accedió y los niños prontamente comieron.

En su corazón luchaba para no perder su fe.  Al llegar Elcana a su casa beso a todos sus hijos e hijas en sus cabecitas y luego camino hacía Ana y la beso a ella sin saludar antes a Penina y eso enfureció a la mujer.

Ana mía, iremos a la cuidad a presentar ante el Señor alabanzas de gratitud por un año más de sus bendiciones. Preparate y descansa bien porque saldremos temprano mañana 

-- Elcana besaba de nuevo a su bella mujer y después volviéndose a Penina le dijo: Mujer, prepárate tú y a los niños porque saldremos al amanecer  -- Deseo llegar temprano y presentar holocausto ante el Señor antes que muchos.

No hubo un beso para mí, pero para es a vaca estéril han sobrado -- Se decía Penina y con gesto respetuoso se llevó a los niños.

Elcana preparo todas las ofrendas y sus criados llevaban en los asnos  abundantes ofrendas para toda la familia de su señor.

Una vez en el templo Elcana empezó a repartir las ofrendas para que cada uno en su familia honrara a Dios.  Le dio a cada uno de sus hijos y a cada una de sus hijas y les dijo: Esta es ofrenda de acción de gracias al Señor, ponga su corazón en ello hijos míos.

Después fue a Penina y le dio su parte y también le dijo: Esta mujer, es para agradecer al Señor por toda su misericordia con nuestra casa.

Y después tomó la mejor porción y la entrego a Ana -- Esta porción Ana mía,  es para agradecerle al Señor por ti.

El amor que le manifestaba Elcana a Ana su mujer enojó  tanto a Penina que después de que su esposo tomó su parte y juntos presentaron sus ofrendas Penina no podía orar, de tan sólo mirar la porción de su ofrenda en comparación a la de Ana su boca sólo profesaba queja.

Después de la entrega de las ofrendas y de orar al Señor, era hora de comer y recuperar fuerzas para regresar a su casa.

Penina aprovechó cada segundo para recordarle a Ana que no tenía hijos y una vez que su marido se levantó para ayudar a uno de sus criados con la carne Penina le dijo a Ana: No sé porque no te cansas de pedir lo mismo. ¡Tus oraciones no sirven!

-- Año tras año mi marido pide por ti lo mismo y te da ofrenda escogida y el cielo sigue cerrado para ti  -- Deja de perder el tiempo Ana, ¡eres estéril y morirás estéril!

Las palabras de Penina calaron tan profundo en el corazón de Ana que su semblante decayó y al volver Elcana, Ana llevaba una pena muy grande en su corazón y su voluntad y su esperanza caían rendidas ante la sentencia cruel que había salido de la boca de Penina, ella no deseaba morir estéril. 

Ana la esposa jovenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora