Un tour inolvidable

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Me levanto muy pronto porque necesitaba ir al baño. Al salir de la habitación para bajar a la cocina a por agua, veo un cuaderno que decía:

Planes con Helena, la loca, por París.

Tenía intriga de ver lo que era. Lo abrí y vi muchas ideas; las que ya habíamos hecho estaban tachadas, pero había una que, bueno, mejor no digo nada. Dejo la libreta donde estaba y regreso a mi habitación. Cuando Raquel se despertó, vino a buscarme.

—Helena, ¿estás despierta?

—Sí.

—Pues ven.

—Okay.

La sigo y me lleva a la sala de juegos.

—Raquel, ¿te acuerdas lo que hicimos aquella vez cuando teníamos 10 años en tu cumpleaños?

—Sí, ¿por qué?

—Después de tanto tiempo sin vernos, quería volver a vivirlo.

—Okay —le digo en tono alegre.

—Por la noche, a la hora de dormir, nos vemos en esta sala.

—Okay, bueno, me voy a despertar a Kai y nos vamos a desayunar.

—Vale, yo voy llenando la cocina.

Subo a la habitación de Kai y lo despierto. Es muy mono durmiendo. Bajamos a la cocina a desayunar y Raquel ya dice su idea de hoy.

—Hoy nos vamos a dar un tour por París, que he contratado a un guía turístico.

—Buena idea —dice Kai, sorprendido.

Una vez que terminamos de desayunar, nos marchamos con el guía turístico.

—Yo soy Hugo y voy a ser vuestro guía turístico. ¿Queréis visitar París o un poco de Francia en general?

—¿Cuánto sería visitar Francia, o sea, cuánto tiempo sería? —pregunta Raquel, angustiada.

—Serían siete horas. ¿A qué hora queréis llegar a casa?

—Como mínimo, a las ocho.

—Okay, si son dentro de cinco minutos las diez, llegamos perfectos.

—Vale, pues entonces nos recorremos Francia.

—¡Pues en marcha!

Nos subimos al coche y nos vamos primero a Versalles, luego a Épernay, a Giverny y después regresamos a casa. Al llegar a las ocho, me encontré a Raquel en la sala de juegos y salimos al jardín. Ella ya había preparado la cena en una mesa del jardín, nos sentamos a cenar y, nada más terminar, nos tumbamos en las hamacas de al lado de la piscina. Hablamos un rato y nos quedamos dormidas.

Nos despertamos en la habitación, pero yo no estaba en mi habitación, estaba en la de Kai. No me lo creía, así que salí sigilosamente a mi habitación. Una vez que todos nos habíamos despertado, bajamos a desayunar y Raquel nos dijo:

—Hoy no hay planes; podéis hacer lo que queráis. Yo quedé con unas amigas en el centro comercial.

—Okay, yo iré con Kai a dar una vuelta.

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