Secretos y revelaciones

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El mensaje de Kai decía algo, pero Raquel no me lo quería enseñar. Yo le insistí, pero no quiso. Pasaron unos días y Raquel aún no le había dicho nada a Lucas. Raquel se había ido de la cocina y se dejó el móvil; le llegó un mensaje, era de Kai, y decía que si podían quedar. Yo dejé el móvil como estaba.

Raquel salió de casa, así que decidí seguirla con sigilo a ver qué tramaban. Los vi en el parque, agarrados de la mano, dando una vuelta.

—Raquel, ¿no odiabas a Kai?
—Odiaba, en pasado.
—¿Pero no ibas a salir con Lucas?
—Sí, pero...
—No hay peros. Me has defraudado.

Me marcho del lugar y llamo a Lucas para decirle dónde nos tenemos que encontrar.

—Lucas, tengo malas noticias.
—Cuenta, no me asustes.
—¿Tú sabes quién es Kai? El rubio de ojos azules de clase.
—Sí, sé quién es.
—Pues está saliendo con Raquel. —Le digo tímida.
—No. —Me dice decepcionado.
—Oye, una cosa, Lucas.
—Dime.
—¿Te puedo contar algo?
—Claro, sin problema.
—Que me gustas. Tú me ayudaste en mi peor momento, cuando Kai me dejó.

Lucas se queda pensando, sin saber qué decir.

—A mí también. —Me dice nervioso.
—Me gustaría pedirte que salieras conmigo.
—Vale. —Me dice contento.

Nos vamos del lugar y cada uno se marcha a casa. Cuando llegué, me encontré a Raquel en mi habitación.

—¿Qué pasa, Raquel?
—¿No me tienes que contar nada?
—No, ¿y tú?
—Tú ya sabes de lo mío con Kai, pero tú... no me esperaba que estuvieras con Lucas.
—Bueno, tampoco me esperaba lo tuyo con Kai, si era la persona a la que más odiabas, así que no me hables.
—Vale. Y por cierto, mañana me vuelvo a París, pero con Kai.
—Bien por ti, que lo disfrutes. —Le digo sarcásticamente.

Nos encerramos cada una en nuestras habitaciones. Yo me tumbo en la cama y me pongo Netflix mientras acaricio a Rochi. Al día siguiente, cuando desperté, Raquel ya no estaba. No le di mucha importancia, ya que habíamos dejado de ser amigas. Estos días Lucas y yo habíamos quedado, así que decidí invitar a Lucas a mi piscina. Nos lo pasamos genial; no fue como cuando vino Kai, mucho mejor, porque mi virginidad se fue al pique. Al final decidimos que Lucas se quedaría hoy en mi casa. Cenamos y él se fue a la habitación de invitados. Al día siguiente, me desperté temprano para hacerle el desayuno en el jardín. En sigilo, entré a la habitación y le dejé una nota:

Te espero en el jardín. Buenos días.

Le preparé su desayuno favorito: tortitas y huevos con bacon, acompañado de un café. Él llega al jardín y yo estoy en un hinchable, tumbada dentro de la piscina. Él llega, se toma su desayuno y se vuelve a ir dentro de la casa. A los cinco minutos, él aparece con su bañador puesto y se tira a la piscina. Pasamos el rato hasta la hora de comer, que es cuando él se tenía que marchar. Por la tarde, me puse a hacer los deberes que no había hecho el día anterior y también a estudiar para el examen del miércoles. Cuando terminé, cené muy poco porque no tenía hambre y me fui a la habitación, con Netflix puesto para pasar el rato.

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