—Bueno, ahora tengo que recoger mi premio.
—Kai, ¿qué haces?—le digo en tono nervioso.
—Recoger mi premio—me dice con voz sensual. Se acerca a mí poco a poco, y cuando nuestros labios están frente a frente, me roba un beso. Yo se lo devuelvo, pero más intenso.
Separamos las caras y nos vamos a una hamaca. Yo me tumbo en ella y Kai se coloca encima de mí; continuamos besándonos hasta que escucho como si un plástico se intentase romper. Kai se va a la cabaña de mi jardín y al instante regresa. Se vuelve a tumbar encima de mí y me dice:
—¿Quieres que te haga mía?
— Sí, soy toda tuyaEntonces empieza a penetrarme. Al principio duele, pero luego ya no se siente casi nada. Pasado un rato, me dolió y gemí. Decidimos parar; él se retira el condón y yo me vuelvo a poner mi bikini. Le acompaño a la puerta para que regrese a su casa, me voy a mi habitación y me duermo pensando en lo que pasó. Al día siguiente llamo a Raquel para contárselo.
-¿Qué? ¿Tú qué?
-Sí, Raquel, sí.
—No sé, pensaba que ibas a perder la virginidad a los dieciocho o incluso nunca.
—Ya, yo también lo pensaba.
—Pero a los dieciséis, eso ya es delito.
Te has superado a ti misma, me gusta esta nueva Helena. Bueno, chao, que me voy a desayunar.
—Chao.
—Y mira a ver lo que haces.
—Okay.
Una vez que cuelgo, me voy a clase. En el camino me encuentro a Kai.
—¿Estuvo bien lo de ayer?
-Sí, bueno, supongo, pero prefiero no hablar de aquello.
—¿Cómo que supones?
-Quiero decir que sí, estuvo bien.
Al llegar a clase veo que ha llegado un compañero nuevo de pelo castaño y ojos marrones. Me acerco a hablarle.
—Hola, ¿cómo te llamas?
-Hola, yo me llamo Lucas. ¿Y tú?
—Yo soy Helena.-Miro hacia donde está Kai; él me mira con cara de enfadado y me dirijo a él.
—Kai, ¿qué te pasa? Te noto enfadado.
— Pues no sé, tú sabrás.
—No me digas que es por hablar con ese chaval; si solo lo estoy conociendo, como te conocí a ti.
—Pues por eso. No quiero que me dejes por él.
—¿Cómo te voy a dejar por el tonto?
¡Ven aquí!—le abrazo y él me lo devuelve. Nos sentamos en nuestros sitios y sacamos las cosas de la mochila. De repente, me llama Lucas.
—Dime, Lucas.
—¿Quedas hoy después de clases?
-Sí.
-Vale-dice sonriendo.
Entra la profesora a clase y empieza a dar el temario. Pasan largas horas hasta que salimos de clase. Cuando salimos, me voy hasta donde está Lucas y nos vamos a pasear por el centro comercial. Nos quedamos hablando y comiendo, y recibo una llamada de Kai. Le contesto.
—Dime, Kai.
—¿Dónde estás?
—En el centro comercial.
—Vale—me cuelga.
- ¿Quién era?—me dice Lucas en tono de intriga.
- Era Kai.
- Ah, vale.
De repente, miro a mi derecha y veo a Kai llegar, con una camiseta corta, unos pantalones vaqueros y unas gafas de sol.
- Hola, Kai.
- ¿Qué haces con este?
- Solo he quedado con él.
- No me des explicaciones; tengo que hablar contigo.
—Ahora vuelvo, Lucas.
—Vale—me dice en tono dudoso.
Kai me lleva a un sitio del centro comercial donde casi nadie va.
—Mira, Helena, lo he estado pensando un tiempo, pero lo tenemos que dejar.
Ya sé que pasó lo que pasó, pero es que me dejé llevar.
—Me estás cortando—le digo en tono lloroso.
-Sí, lo siento.
Salgo corriendo.
—Espera—me dice gritando.
Me giro hacia él.
—No me hables.
Llego hasta donde está Lucas, y me pregunta qué me pasa.
-Ven, anda—me da un abrazo.—
¿Vamos a por un helado?
Le hago el gesto de sí con la cabeza y nos vamos a una heladería.
He realizado correcciones de gramática y puntuación, y he ajustado algunas frases para mejorar la claridad y el flujo del texto. Si necesitas más ajustes o un enfoque diferente, no dudes en decírmelo.
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Caminos de corazón
RomanceLa historia sigue a Helena, una joven que enfrenta cambios significativos tras una intensa relación con Kai. Después de la despedida de su mejor amiga Raquel, Helena regresa a casa y comienza a desarrollar una conexión con Kai, marcada por momentos...