Frío y calor

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Al llegar a la heladería, me doy cuenta de que es en la que había quedado por primera vez con Kai.

—¿Podemos ir a otra heladería?

—Sin problema.

—Gracias.

Nos vamos a una heladería que hay en la parte de arriba del centro comercial. Lucas se pide un helado de chocolate y yo uno de vainilla, y bueno, también otro, por las penas.

—¿Te encuentras mejor?

—Sí, gracias por preocuparte.

—De nada. —Se levanta y me abraza por la espalda.

Nos vamos a casa y, al llegar, llamo a Raquel para contarle lo sucedido.

—Raquel, que Kai me ha dejado. —Le digo llorando.

—¿Qué dices?

—Sí. —Le digo de nuevo, llorando.

Colgamos y me encierro en la habitación porque no tenía mucha hambre y también por el humor en el que estaba. Salí a buscar a Rochi para que me diera calor, ya que tenía frío. Una vez que volví a entrar en la habitación, me tumbé con Rochi y puse Netflix. No sabía qué película poner, así que fui a Prime Video y empecé una serie que había estado viendo hace mucho. Me dormí con Rochi tumbado en mi pecho. Cuando me desperté, en mi móvil había un mensaje de Raquel.

Raquel :)

• Helena, he tomado una decisión.
• ¿Cuál?
• Me voy a ir un tiempo a Galicia contigo para ser tu apoyo emocional.

No le respondo por la ilusión, bajo a la cocina y le comento a mi madre que va a venir Raquel un tiempo. A ella le parece buena idea. Me tomo el desayuno y mi madre y yo nos ponemos a preparar una habitación para Raquel. La decoramos a su estilo: en el armario le pego unas pegatinas de marcas de ropa famosas, y por el techo unas luces LED, y en la cama, unos cojines de plumas rosas. Raquel me dice que viene al día siguiente. Yo le aviso a mi madre.

Al día siguiente llega Raquel con muchas maletas. Mi madre y yo la ayudamos a subirlas. Raquel se viene a mi habitación y nos ponemos a hablar.

—Helena, me tienes que presentar al nuevo.

—Sí, de momento te puedo decir que tiene el pelo castaño, ojos marrones y se llama Lucas.

—Interesante. Tú dime más datos que a este me lo cojo yo.

Le sigo contando más cosas sobre Lucas.

—Por cierto, ¿Kai sigue yendo a tu clase?

—Sí, por desgracia.

—Pues mañana hablo con él, se va a enterar de lo que es dejarte.

Yo no digo nada. Me voy a buscar de nuevo a Rochi para que Raquel lo vea. Lo llevo a la habitación y veo que Raquel ya no está en la mía, así que voy a su habitación, le dejo a Rochi y me marcho al jardín. Me quedo pensativa, tumbada en una hamaca, y de repente, Raquel aparece detrás de mí.

—¿Te pasa algo, Helena?

—No, tranquila.

—Vale, es que te noto algo deprimida.

—Lo de deprimida es por Kai, pero el resto es como llevo mi día a día.

—Ah, vale.

Pasado un rato, nos fuimos a cenar y cuando terminamos, subimos a las habitaciones. Antes de que yo entrara en la mía, Raquel me dice:

—Que duermas bien. Mañana será un buen día y le plantaremos cara a ese estúpido.

—Okay, gracias.

Nos vamos a las habitaciones, yo me pongo un rato con el móvil y, al rato, me duermo.

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