Cap 8

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Alex

Aranna dejó las fotos que había tomado de los cadáveres en la mesa frente a todos.

Me senté en una silla sosteniendo mi cabeza, me había empezado a doler hace un rato y eso no era normal, ya ni me acordaba como se sentía un dolor de cabeza. Angie tomó una de las fotos y la miró frunciendo el ceño.

- No bastando con nuestros problemas también tenemos que lidiar con un montón de humanos primitivos que buscan una excusa para matarnos. – Refunfuñó mostrando su molestia con la situación, no era la única.

- No buscan un motivo, ya lo tienen. – Comenté recordando cómo se había esparcido la noticia de los chicos muertos y nos acusaban a nosotros. Angie gruñó en respuesta.

- Esto no tiene sentido, establecimos la paz con los desterrados. – Dijo Jonathan cruzando sus brazos y arrugando la frente como señal de que estaba tratando de encontrar una explicación o una solución.

- Ellos no fueron. – Aseguró Aranna.

- Yo creo lo mismo. – Expuse. – No tienen un motivo.

- ¿No crees que sea suficiente motivo el hecho de que buscan excusas para matarnos y que nos ataquen en las calles por ser "una amenaza"? – Discrepó Angie mostrando su mal genio como siempre.

- Calmate. – Le pidió su pareja dándole un beso en la frente.

- ¡Es que me irrita! – Exclamó la rubia.

- Aranna y yo nos encargaremos de investigar entre ellos, aunque sigo creyendo que no tuvieron nada que ver. – Propuse y Aranna asintió tomando las fotos.

- ¿Qué tal si en lugar de estar gruñendo como un lobo investigas que significa este símbolo? – Le pidió Aranna a Angie tendiéndole una hoja de papel con el símbolo que tenían los cadáveres. La rubia asintió tomando la hoja y doblándola para entrarla en el bolsillo de su chaqueta.

Empecé a alejarme caminando hasta la puerta y luego por el pasillo, escuché los pasos de Aranna detrás de mí hasta que se apresuró a mi lado.

- Yo iré a la manada, ellos también pueden ayudar a investigar, los humanos no les temen como a nosotros. – Ella asintió y dobló despidiéndose con una mano.

Seguí caminando por los pasillos ensimismada en mis pensamientos, tenía la sensación de que algo no andaba bien, algo no estábamos viendo y lo teníamos frente a nuestros ojos. Suspiré pasando la mano por mi frente al sentir de nuevo ese dolor punzante. Me detuve para tomar un poco de aire y me recargué de una pared respirando pesadamente.

Cuando me sentí mejor y la cabeza dejó de dolerme levanté la mirada dándome cuenta de que no reconocía el lugar donde estaba, al parecer me había desviado en algún punto y había llegado a un área del que no había explorado anteriormente. Me sentí estúpida por no haberme fijado y ser tan distraída.

Caminé de nuevo por los pasillos tratando de encontrar la salida, pero parecía que solo me internaba más en un laberinto de puertas y corredores. Entrando en desesperación empecé a abrir puertas, había salones vacíos, habitaciones polvorientas, cuartos llenos de muebles viejos, pero no había una salida.

Seguí buscando hasta encontrar una habitación que llamó mi atención, el polvo era como en las demás, sin embargo, había algo más allí, una especie de poder que se podía sentir vibrando en el aire.

Me interné más en la habitación quitando telas de araña de mi camino con mis manos y tratando de no pisar nada de las cosas que se encontraban en el piso. Al llegar a lo que parecía una estantería tomé el retrato pintado que allí se encontraba y le quité el polvo, quien me devolvió la mirada fue una mujer de piel extremadamente pálida y ojos tan rojos que parecía rubíes, su cabello caía en ondas por su pecho hasta que se perdía en el final del retrato, pero lo que me dio más curiosidad fue lo que llevaba en su cuello, un collar con la misma forma que tenía la llave que encontramos el otro día.

Estaba cada vez más confundida. Todo indicaba que esto tenía una relación, pero no podía verla.

Me di la vuelta y de nuevo más cosas llamaron mi atención, en las paredes, el papel tapiz se había levantado con el tiempo y se podían apreciar algunas letras, me acerqué y sin cuidado alguno rasgué las paredes desprendiendo el papel tapiz. Cuando ya había quitado bastante me alejé para leer lo que decía allí.

En la tristeza de mi cuarto, en la oscuridad de mi corazón.

No podía leer la otra parte porque se había dañado con la filtración de las paredes. Pateé algo frustrada porque sentía que aquello era importante. El sonido de una música suave se hizo escuchar viniendo de una caja de música que al parecer había tumbado en mi desplante de ira.

La música era muy atrayente, una melodía suave dulce, tomé la caja de música en mis manos examinándola, a pesar del posible tiempo que debería llevar allí se encontraba en perfecto estado, ni siquiera tenía moho.

Sintiendo como el dolor de cabeza volvía de a poco salí de aquella habitación llevándome la caja conmigo y el retrato pintado de la mujer. Corrí por los pasillos como si alguien me estuviera siguiendo. Visualicé una ventana y sabiendo que no lograría salir por el laberinto que eran aquellos pasillos salté por esta aterrizando sobre mi rodilla en el suelo.

Me encontraba en la parte trasera del castillo, o sea que la habitación estaba en el ala sur del mismo. Memoricé eso y con paso firme me dirigí a mi casa. Antes de ir a la manada debía guardar estas cosas.

Chris

Miro los planos del castillo una vez más, ya había revisado todos los túneles y no había encontrado nada, ninguno de los soldados o las cámaras había captado al traidor así que suponía que había entrado por los pasadizos, ero en todos estos meses ni siquiera el olor de alguien se encontraba allí.

Esta situación me frustraba cada día más, no podía simplemente volver sin más, tenía que descubrir quien había sido el que nos traicionó o nada de esto tendría sentido.

Miro la foto de Alex sobre mi escritorio, ella sonríe a la cámara tan hermosa como siempre, me moriría solo por volver a tocarla, por estar con ella, por besarla. Sé que está pasando un momento difícil, pero era algo que debía solucionar sola, ninguno de nosotros podía intervenir, este era su misterio y solo ella podía descubrirlo. Durante siglos hemos tratado de obtener información, pero hasta ahora solo Alex pudo encontrar la primera pieza del rompecabezas, esa llave lo era.

Busco en mi memoria los recuerdos del día de la batalla, quienes estuvieron presente y quienes no, quienes sabíamos toda la información clave, se podían contar estas personas así que uno de ellos era el traidor. En la pared frente a mi estaban sus fotos y sus nombres.

Matthew, Angie, Aranna, Aria, Alex, Jonathan, Will, Sean y Cole. 

Mordida De Licántropo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora