Alex
El dolor desapareció y todo a mi alrededor no existía, sentía como Vladimir succionaba mi sangre, pero no se sentía mal.
- Tú y yo somos uno, sabes que quieres hacerlo. - Escuché su voz en mi cabeza.
Me dejé llevar por lo débil que me sentía al sentirme drenada, mordí su cuello con fuerza penetrando su vena, lo escuché soltar un quejido y soltar mi cuello.
Con la primera gota sentí como toda la energía que me habia sido robada volvía de golpe mucho más arrolladora, tanto que me hizo estremecer y temblar. Sentí un placer tan grande que me podía desmoronar allí mismo, sentí como me volvía una con la naturaleza y podía entenderla, sentí a Vladimir, estábamos unidos, nuestro lazo estaba ahí latente, podía verlo.
- Ahora estamos completos y te estaré esperando. - Escuché su voz en mi cabeza.
Despierto agitada y me siento de golpe en la cama, eso se sintió como una pesadilla. Pasé las manos por mi rostro para despavilarme y miré a mi alrededor, estaba en mi cuarto de la manada, pero algo había cambiado.
Podía sentir cada particula a mi alrededor, cada corazón latente, cada suspiro, el movimiento de las hojas, la danza del viento, podía ver los lazos que unían a todos a todos, estaban por todas partes enrededados de diferentes colores.
- No fue una pesadilla. - Susurré para mí misma.
En ese momento la puerta se abrió y Christian entró con unas mantas en las manos. A su alrededor habia varios lazos de colores que se movían, pero uno en específico de color dorado fue el que llamó mi atención porque ese llegaba hasta mí.
El lado de las almas gemelas.
- ¿Cómo estás? ¿Cómo te sientes? - Preguntó acercándose a mi y tocándome por todas partes revisando mi estado, el hilo que nos unía cambió de color levemente a un rosa pálido.
- Estoy bien. - Respondí absorta en el cambio de color del hilo.
- Me asustaste mucho. - Comentó acariciando mis mejillas.
- Lo siento, yo... - Me interrumpí a mí misma y corté la distancia que nos separaba para besarlo, él respondió de inmediato y el hilo cambió de color haciéndose verde. - Te necesito. - Susurré.
No sabia lo que me pasaba, no lo entendía. Solo quería estar con él, estaba tan abrumada y sintiendo tantas cosas. Chris dudó un poco, pero se rindió cuando acaricié su pecho y deslicé su polo hacia arriba.
La ropa desapareció entre besos y caricias y con cada beso sentía más cosas, tantas que me hacía sentir muy bien. Chris empezó a dejar besos en mi cuello y pude ver el hilo de color verde esmeralda brillando intenso.
Me dejé llevar por las sensaciones, cada roce, cada toque se multiplicaba por mil. Cuando llegó a mis pechos y empezó a lamer y chupar con ansia gemí sintiendo estallidos dentro de mí y calor en mi cuerpo de una manera descomunal.
Tiré de su cabello y lo acerqué a mí para besarlo con fuerza. Mis colmillos hicieron acto de presencia y empecé a rozarlo en sus labios. Chris gimió conmigo cuando deslicé una mano en su bóxer y toqué su miembro duro y erecto.
- ¡Por Dios, Alex! - Susurró en mis labios casi como una suplica.
- Eres mio, Chris. - Respondí besando su cuello y pasando mi lengua y mis colmillos por allí.
Rompí el bóxer de un tirón y me di la vuelta quedando encima de él a horcajadas, sus ojos estaban de color rojo intenso indicando lo muy excitado que estaba, aunque su pena hablaba por sí solo, mientras tanto yo quería más.
Me empecé a rozar con él sintiendo la humedad que destilaba y soltando leves gemidos, quería más, quería explotar.
Lo entré de una rindiendome a mis deseos y sintiendo como me llenaba, ambos gemimos, pero no paré ahí, empecé a moverme de forma rápida y dura haciendo jadear a Chris quien me sostenía de las caderas siguiendo el ritmo.
Me incliné un poco hacia adelante agarrando el espaldar de la cama y dándole acceso a que las manos de Chris acunaran bien mis nalgas. Él lo hizo y me nalgueó haciendo que corriera electricidad por mi cuerpo.
- ¡Hazlo otra vez! - Pedí y él lo hizo. - ¡Más! - Volví a pedir. - ¡Más fuerte!
Apreté el espaldar de la cama tan fuerte que este crugió bajo mis manos y se rompió por la mitad en dos pedazos laterales. Miré a Chris a los ojos y este tenía duda, no iba a permitir eso así que lo besé mordiendo su labio hasta que la sangre salió y pude sentirla. El jadeó, pero no se quejó.
Se sentó en la cama dejándome a mí arriba de sus piernas y co7n mis piernas alrededor de su cintura. Empezó a embestirme fuerte y duro.
Volví a besarlo pasando mis uñas por su espalda hasta hacer heridas donde se veían salir hilos de sangre.
- ¡Me vas a matar, Alex! - Susurró mientras se hundía más profundo en mí y sentía que en cualquier momento llegaría a mi alcanzado clímax. - Te amo.
Susurró justo cuando sentí la explosión en mi interior. Ese calor me recorrió y con una última estocada sentí que me deshacía en un big Ban de sensaciones, era incontenible. Grité y mordí su cuello bebiendo de su sangre.
- Alex. ¡Alex! - Lo escuchaba, pero no podía parar. - ¡Alex detente!
Me empujó usando mucha fuerza, tanta que caí un par de metros lejos de la cama.
- ¿Qué te pasa? - El hilo a su alrededor estaba rojo y a su voz tenia rosa pálido.
- Esto es solo el inicio, lo que sientes ahora es una muestra del poder. - Escuché a Vladimir hablarme.
- No. - Jadeé siendo consciente de lo que había pasado. La sangre, la cama rota y la necesidad de sentir más emociones. - ¿Qué me hiciste?
- Lo hiciste tú misma. Por cierto, fue muy intenso, pero eso no te va a saciar. - Escuché su risa burlona.
- ¡Sal de mi cabeza! - Grité agarrándome los dos lados de mi cabeza. - ¡Vete! - Empecé a patalear y gritar como si mi vida dependiera de ello hasta que Chris me sostuvo.
- Eso es imposible, ahora tú y yo somos uno, si no crees mira el lazo que nos une. - Su voz se escuchó como su voz se va apagando en un Susurro, somo si se estuviera alejando. - Pero te voy a dejar con tu amorcito, tienes que explicarle algunas cosas.
Luego solo había silencio en mi cabeza, pero aún así tenía rabia, más rabia de la que había sentido en toda mi vida. Empecé a patalear y golpear cosas. Chris a quien había empujado se acercó otra vez, me agarró de los hombros y me sacudió varias veces.
- ¡Hey! ¡Tranquila! Shhh - Me sostuvo entre sus brazos y empezó a mecerme como una bebé. - Ya pasó.
Me abracé a su cuerpo como si mi vida dependiera de ello, no podía entender lo que sentía ni lo que me estaba pasando, solo podía decir una cosa. Esto iría a peor.
Cuando ya estuve más calmada Chris me ayudó a vestirme, él ya se había puesto el pantalón y dejaba su pecho al descubierto.
Caminé dirigiéndome a la puerta, no podía verlo, me sentía culpable por haberlo herido y más aún por querer más.
- Alex. - Su voz me detiene justo cuando pongo mi mano en el pomo de la puerta. - ¿Me vas a decir que está pasando? - Me quedo quieta sin mover un solo músculo. - Ni siquiera me dejas entrar a tu mente, te encierras en ti misma y hace unos minutos parecías a punto de perder la razón. - Lo siento acercarse a mí y poner su mano en mi hombro. - Yo siempre voy a estar contigo, no me apartes, por favor.
Me giro despacio y lo miro, en sus ojos no hay más que amor, ese hilo dorado cambia de color a uno gris. Está triste y es mi culpa.
- No puedo controlarlo más, te hago daño. - Negué aguantando mis ganas de abrazarlo.
- Todo va a estar bien. - Dijo tocando y acariciando levemente mi mejilla.
- No, Chris. A partir de ahora nada va a estar bien.
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Mordida De Licántropo
VampirChris se ha alejado para darle su espacio a Alex y para buscar la forma de demostrarle que él es inocente. Alex está más confundida que nunca y esa confusión la hace un blanco fácil, vulnerable y débil. Un nuevo enemigo de ha levantado justo cuand...