Cap 5

79 12 0
                                    

Alex 

Miro la llave en mi mano tratando de entender que sería lo que esta abre, no es nada usual, es más, me atrevería a decir que es la llave más extraña que he visto en toda mi vida, pequeña y con una forma ondulada, además del triángulo que se forma en el final. 

Siento una presencia cerca de mí, estoy en el patio de mi casa dudando si entrar o no, después de todo le he traído un montón de dolores a mi familia y ni hablar del peligro en que los he puesto a cada uno de ellos. 

Me siento abrumada de repente y doy vueltas buscando a la presencia que está detrás de mí, pero no alcanzo a ver a nadie, de nuevo siento esa aura oscura y fuerte, muy poderosa, me hace sentir débil y me ahoga, entre la oscuridad no logro ver nada más que sombras, sombras por diferentes lugares, siento miedo y me siento perseguida. 

- Hola, linda. - Saluda Cole desde atrás haciendo que salte en mi lugar en un respingo. 

- ¿Qué carajo haces? - Le pregunté enojada. 

- Hey, tranquila.  Solo quería sorprenderte, no pensé que te asustaría. - Levantó ambas manos en señal de paz. 

- Perdón, es solo que... - Miré de nuevo hacia detrás de mí, pero ya no estaba, esa presencia que había sentido antes se había ido, ya no la podía sentir. 

- ¿Estás bien? - Preguntó Cole poniendo ambas manos en mis mejillas. 

- Si. - Asentí. - Solo un poco paranoica después de lo que descubrimos los chicos y yo hoy en el castillo. 

- ¿Qué descubrieron? - Preguntó, aún no le había contado nada así que él no estaba enterado de la llave que no llevaba a ningún lado. 

Me pensé unos segundos si debía contarle o no, pero en cierta forma tenía sus pros y sus contras, él no sabía nada de mi búsqueda y mucho menos tenía ni una sola idea  de hasta donde llegaban mis alucinaciones con Chris. Y no creo que le agrade mucho. 

Busqué en mi cabeza algo que pudiera decirle que no le afecte y pues, no tardé en encontrarla tanto tiempo, pero él si se detuvo a mirarme fijamente hasta que respondí. 

- Cosas sobre mí. Hay unos escritos que dicen cosas terribles sobre los de mi raza y no me gusta la idea de convertirme en eso. - Mentí.

- Los que estuvieron antes que tú no completaron su transformación, tú si. Además, has demostrado ser una buena persona, mejor que cualquier ser de otra especie. - Su sonrisa me hizo pensar que tal vez si deba confiar en él, que era mi amigo y mi pareja. Había cuidado de mi familia, había cuidado de mí. 

- Cole... - Antes de que pudiera responderme una luz nos cegó y un auto salió de la nada llegando en nuestra dirección, no era algo normal, pues apenas nos dio tiempo a esquivarlo, y no venía en el suelo, sino por los aires, alguien lo había lanzado. 

Me vi en el suelo por un momento y escuché un aullido, me preocupé por mi familia, ellos estaban dentro y no tenía idea de quien nos estaba atacando o las razones por las que lo hacían, y mucho menos sabía de donde venían los ataques. 

Cole se puso en modo protector delante de mí con su imponente figura bestial y mirando atento a todos lados, yo también lo hacía, pero no había señales de un intruso, ni olor, ni ningún ruido, esto era extraño. Escuchamos el grito de mi hermana dentro de la casa y corrí dentro a toda velocidad, lo más rápido que pude, Cole me siguió, pero un poco más lento y lo que encontramos me dejó inmóvil. 

En el suelo Percy estaba inconsciente y encima suyo había sangre, pero no era su sangre, esta no olía a sangre humana, ni a sangre de un vampiro o un licántropo, olía mucho peor, a podredumbre, a muerte. Mis padres parecen atrapados en sí mismos y no se atreven ni a decir palabra alguna, saben lo que está provocando esto, pero no pueden hacer o decir nada porque ya se los advertí y no me dejaron ir. Sin embargo, no pondría a mi familia en riesgo. 

- Él está bien, no es su sangre, solo está inconsciente. - Dije a mis padres y luego di media vuelta y me fui corriendo. Corrí bosque adentro, en busca de respuestas, corrí con todas mis fuerzas y me detuve cuando ya me había alejado tanto que era imposible encontrarme. 

Sabía quien habia hecho esto, o mejor dicho, me hacía una idea de lo que podía estar haciendo esto, llevaba meses torturándome, entrando en mi cabeza, llamando en la oscuridad, me buscaba, me seguía, me molestaba. 

- ¿Qué quieres de mí? - Grité a la nada. A mi alrededor solo habían árboles y oscuridad. - Deja de estar oculto y muéstrate. - Di vueltas sobre el mismo sitio, pero no había rastros de nada ni nadie. 

- Alex. - Escuché entre la nada ese llamado otra vez, esa voz de ultratumba que me susurraba. 

- ¿Quién eres? - Pregunté sin saber a que o quien en realidad. 

- Alex. - Volvió a repetir. 

- ¿No sabes decir otra cosa que no sea mi nombre? - Pregunté perdida. 

- Alex. - Repitió y yo estaba más que cabreada. 

Di un paso adelante, pero mi pie pisó algo húmedo, bajé la mirada y a mis pies había un charco de sangre, pude reconocer el olor como la misma sangre que había olido en mi hermano. Seguí adelante dejándome llevar por mi instinto. Me sentía atraida y de la nada dormida, una sensación de cansancio y no pude continuar conmigo misma. 

Lo último que mis ojos pudieron ver y mi cuerpo sentir fue como era sostenida y luego cargada, el perfume me era familiar y me sentía muy a gusto cerca de él, de volver a percibirlo, de sentirlo cerca, intenté abrir los ojos para verlo, pero me pesaban demasiado así que solo me dejé llevar por el sueño. 0

Mordida De Licántropo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora