Capítulo 10

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—Uf, creo que mi polla está rota —gimió JiMin, cuando se acomodó en la mitad del pasillo de la escuela.

Negué hacia él antes de asentir a un par de amigos que pasaban.

—Entonces solo hazlo con chicas, estúpido —bromeé—. Probablemente, sean más suaves que los chicos que te gustan.

Paseando por el pasillo en el primer día del último año, sentí una brisa a lavandería sobre mí que nadie más sintió. JiMin alardeaba sobre sus conquistas, conseguí las clases que deseaba, y ya casi estaba terminando con las visitas a la prisión.

En el momento en que Tate había regresado y una semana desde su escapada en mi fiesta, también había podido dormir tranquilamente. Casi me sentí feliz.

—Entonces —habló JiMin—. Tate ya tiene un pequeño club de fans, supongo que ya has escuchado hablar de eso.

Sí que lo había escuchado, por mucho que odiaba las pocas cosas que decían los chicos de ella, no eran necesariamente malas, nadie había mencionado sus pechos o su culo. Así que no tendría que golpearlos en el piso.

No, solo hablaban de lo hermosa que se veía. Acerca de la forma en cómo actuaba ahora, la confianza que se había ganado en el extranjero, y estaba seguro de eso.

Y me encantó la atención que estaba recibiendo. Después de todo, cuanto más alto se levantaba, más duro se caería.

—Tatum ni siquiera está en su propio club de fans —murmuré.

Agarramos un poco de comida y nos sentamos en nuestra mesa habitual en la cafetería. JiMin comió como si fuera el atleta del club del desayuno, casi necesitaba dos bandejas para los sándwiches, pizza, papas fritas, gatorades, y brownies que compró, mientras que yo odiaba comer comidas grandes durante el día. Un sándwich o burrito y un par de bebidas eran lo habitual para mí.

El resultado: JiMin se quedaba dormido durante sus clases de la tarde, y yo para el trabajo tenía energía de sobra.

—Entonces, ¿cómo hacemos esto? —me preguntó él, mientras Sam y su amigo Gunnar, se sentaban en nuestra mesa y comenzaban a cavar en su comida.

Coloqué la tapa de mi botella de agua, me limpié los labios con la parte posterior de mi mano y lo miré. Sin saber qué conversación que había comenzado me había perdido.

—¿Cómo estamos haciendo, qué?

—Tate —dijo como si debería haberlo sabido—. ¿Estamos o no estamos dejándola en paz este año?

Me recosté en mi silla.

—Hago lo que quiero. Te haré saber si necesito tu ayuda.

—Shhh —siseó JiMin—. Ahí está. —Señaló con la barbilla hacia la puerta. Mi mirada lo siguió.

Se acercó a la línea y consiguió su bandeja, e hice inventario de todo.

Para mi plan de batalla, por supuesto.

Su cuerpo se movía lentamente, casi de forma metódica. Había algo acerca de cómo su espalda estaba rígida.

Ella no estaba relajada.

Deseaba que la causa fuera yo, esperé a que me sintiera aquí, observándola.

Me gustaba verla moverse, pero me puse tenso cuando comprendí que cada otro tipo aquí probablemente apreciaba la misma vista.

Era una buena vista, y no podía dejar de mirar.

Su cabello solía colgar directamente, pero a partir de las pocas veces que la había visto en la última semana, ahora parecía favorecerle un estilo ondulado. Las luces de arriba hacían brillar sus hebras hasta las puntas. Su camisa larga y delgada cubría su trasero de un lado, pero se había enganchado en la cintura de sus pantalones vaqueros en el otro. Dejando su trasero visible en sus jeans ajustados.

Hasta Ti {F.A.S; #1.5} ➳ Jung HoSeokDonde viven las historias. Descúbrelo ahora