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Headcanon: cuando Dee está estresado Heavy siempre llega y lo hace sentir mejor.

«Random»

El mundo pesaba demasiado en estos momentos y literalmente los hombros le dolían horrible por lo tensó que está. La cabeza le duele y tiene una fea migraña.

La frustración se expresa en sus gestos y el cansancio se refleja en su vista. Tiene una ganas tremendas de tirar su computadora al suelo y mandar al demonio a la profesora. Las clases de la universidad son un desastre en estos momentos en cuanto a tarea se refiere.

Está demás decir que no quiere oír que tiene más tareas pendientes en Classroom por una eternidad. O hasta que esté menos presionado.

Maldijo en latín a quien haya inventado Classroom y de la irritación, frustración y enojó borro todo lo que hizo en Word. Al final, sentía que todo lo que había escrito, o más bien pegado, era inservible. Cómo su vida en estos momentos.

Quería llorar. Los ojos le arden y tiene demasiada ansiedad en las manos que no las puede dejar quietas. Resopló, gruñó y volvió a soltar insultos, maldiciendo todo, incluso su propia vida.

Repite, la universidad está siendo un desastre demasiado pesado en estos instantes.

Dejá caer la cabeza en la mesa, a la par de la computadora y frente a su libro donde debería ir subrayando las ideas importantes. Su cabeza dolió cuando golpeó la mesa de madera pero eso no dolía tanto como su migraña.

Cerró los ojos. No sabía que hacer. No entendía la tarea y la frustración de saber que no ha logrado hacer nada en un buen rato es demasiada que lágrimas furiosas salen de sus ojos y sollozos y gruñidos de sus labios.

La puerta de la habitación fue abierta y, desde su miserable posición, escuchó los pasos que se acercaban hasta él. No hizo esfuerzo por levantar la cara de la mesa. No tiene ánimos ni para abrir los ojos.

Y sintió que alguien lo abraza por la espalda. Su cuerpo es cálido y la sensación se siente tan bien. Tan confortante que las ganas de llorar solo aumentan. El otro parece sentirlo porque se acerca su oreja a susurrarle como solo él sabe hacerlo.

—Vamos a comer, ¿Que te parece? Preparé panqueques.

—¿Para merienda de media noche? —preguntó arrastrando las palabras al decirlas y aún así se oyó lo divertido que le pareció esa propuesta.

—Y de las tres de la mañana, si quieres.

Sonrío sin despegar la cara de dónde la tiene. Solo es una curva pequeña en sus labios, sin embargo, sentía tanto alivio de que Heavy lo estuviera abrazando mientras le hace mimos en la cabeza.

—Si le agregas una taza de café, por mi perfecto.

¡Deavy Book!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora