Encuentro (XIX)

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Desperté entre mis apuntes, cansado y somnoliento, con una sensación de vacío. Acompañado con la impresión de haber soñado algo importante, pero no recordaba con exactitud qué.

Hice un poco de memoria pero fue en vano...estaba desconcentrado. Ya eran las cuatro de la tarde, el calor era denso y pesado. En el exterior, ubicado en su punto más alto, el sol magno irradiaba fuerte sus rayos, y tras el vidrio iluminaba la totalidad del dormitorio. Sofocando el entorno por completo.

Los detalles de aquel suceso, hicieron que pensase que fue un simple sueño, y no uno lúcido, ya que no conseguí moverme a voluntad, y al observar mis manos, no sentí nada especial, como estaba descrito en el manual. De a poco adquiría la habilidad de diferenciar lo uno de lo otro.

Mi desahogo escrito se había transformado en oraciones difusas junto a salivas narcóticas y garabatos escuetos. Recordé que hoy era mi cumpleaños, nunca fui de celebrarlo. Le había prometido a mi hermana que la recibiría en casa (ella me sentía muy solitario y tenia el deseo de acompañarme). Por lo que no me negué. Lo hice más por ella que por mí.

Recibí su llamado, una hora y minutos después de haber aterrizado a la realidad de costumbre. Me comento de forma breve que iba en camino a nuestro encuentro, y sin más corto.

Habitual era encontrar el domicilio desolado, aproveché de ordenar, abrir los ventanales para airear el espacio. Me senté al exterior y  meditativo, contemplé el ambiente. En el preciso instante que alcancé un estado de relajación total y cerré los ojos... Escuché el timbre.

Me levanté con cierta lentitud, como si mi concentración hubiese llamado a este momento. Me dirigí a la puerta de acceso principal, y allí la vi, mi hermana vestida de negro para combinar cabello y ojos, la salude a lo lejos. Me acerqué y abrí la puerta que se encontraba bajo llaves. Abrazandome, me preguntó cómo me encontraba, y que estaba preocupada porque sentía que venían grandes cambios.

Le contesté que todo normal, y como siempre tranquilo. Puesto que soy un tanto reservado, no suelo andar contando lo que pienso o me pasa con mucha frecuencia. Me insto a estar más animado (cosa que en otra época, me hubiese molestado), reí y le comenté que era bueno que estuviese aquí (para no sonar tan frío y distante).

A fin de cuentas, era bueno recibir visitas de tanto en tanto. Me hubiese gustado contarle lo sucedido en los últimos meses, pero algo me frenaba. Mientras me mantuve pensativo en un silencio (el cual no era incomodo). Mi hermana irrumpió diciendo que tenía algo importante que contar...

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⏰ Última actualización: Mar 18, 2022 ⏰

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