Consecuencias Parte 1

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Desierto Necrópolis – Valle de los Reyes, Egipto

Desde hace mas de cien años que fue reencontrado y luego abierto al público; el Valle de los Reyes, morada de los antiguos faraones que pasaron a la siguiente vida, fue estudiada y visitada tanto por expertos como turistas que se sintieron atraídos por los posibles misterios que la masiva tumba tendría. Lo que los ignorantes humanos no sabían es que la tumba en sí era el lugar de reposo de los fallecidos reyes del Antiguo Imperio Egipcio, mas, no obstante, muy por debajo de esta se encontraba un laberinto de túneles subterráneos que llevaban a un templo perdido por las arenas del desierto durante mas de dos mil años.

Allí abajo en dicho templo, un grupo de sumo sacerdotes que aun practican los ritos y tradiciones de la vieja escuela de la religión politeísta de los egipcios esperaban alguna señal que fuera el regreso de su líder verdadero. Los verdaderos devotos al autentico dios de la muerte esperaron por más de 100 generaciones que el legitimo señor del Inframundo regresará para que las almas de aquellos muertos pudieran descansar finalmente en el verdadero paraíso que aguardaba luego del juicio en el Duat.

Por mas de un milenio algunos sacerdotes habían perdido la esperanza cortando el linaje familiar de sus antecesores y renunciando a su deber sagrado. No obstante, aun un grupo de varias familias siguieron devotas esperando llegar a ser recompensadas algún día. Para alegrías en sus corazones, ese día pareció ser hoy cuando una señal divina los advirtió que su amo muy pronto regresaría.

Detrás del vacío trono, una luz verde esmeralda iluminó toda la habitación principal haciendo que hasta llamas verdes salieran de los lados encendiendo los calderos ceremoniales y las antorchas sagradas. Gran sorpresa y felicidad llenó los corazones de los feligreses cuyos cuerpos cayeron al piso de rodillas alabando a su dios con fervor. Los 3 sumos sacerdotes de mayor jerarquía que representaban a las seis familias restantes de sacerdotes a dicho dios iniciaron canticos sagrados y ancestrales que no se habían cantado desde la partida del desaparecido dios de los muertos.

La luz verde tenue empezó a aclararse hasta hacerse traslucida y poco a poco perder su brillo apagándose luego de casi diez minutos encendida apagando simultáneamente las llamas verdes a lo largo de toda la habitación. La insignia en la pared en el ojo de un dios chacal apagó su brillo totalmente dejando a los sacerdotes ya advertidos que muy pronto, la facción egipcia podría recuperarse si dicho dios reclamara su trono como uno de los grandes dioses en su mitología.

Todos los sacerdotes desde novicios hasta los propios sumo sacerdotes de máximo nivel empezaron a preparar todas las cosas para el regreso de Anubis. Sin embargo, un sumo sacerdote que estaba entre los candidatos favoritos a convertirse en el próximo líder generacional no estaba muy feliz con ello y debería advertirle a su verdadero amo que capaz muy pronto su trono como Rey del Inframundo Egipcio podría peligrar con el regreso del dios chacal...



Instituto Kuoh


La tensión era totalmente palpable en el área. El caballero blanco en el aire y el caballero rojo en el suelo ambos viéndose fijamente, a pesar que el blanco no mostrara su rostro. Los destinados enemigos no se dijeron nada en este momento en el cual uno había venido por encargo de su mentor y jefe mientras el otro se había encargado del problema que el primero debería haber solucionado.

Hakuryuukou sentía la sangre arder en este momento con el deseo de batallar ante su rival predestinado. Mucho mas viendo que Kokabiel había muerto por lo que en todo sentido de la palabra se podía demostrar que él era realmente fuerte, un rival digno de pelear hasta la muerte. Sin embargo, la indiferencia del rojo tanto portador como dragón dejaron al blanco y a su usuario algo extrañados al compartir pensamientos.

Santo Dragon Emperador de la MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora