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-Oye, camarera. -Dijo uno de ellos mirándome con aires de superioridad. Aquel era el inconfundible Kim SeokJin, aunque todos le llamaban Jin. Era el mayor de los hermanos Kim y siempre andaba saliendo con mil chicas a la vez. Aquellas pobres mujeres que caían en sus encantos y en su cama caían también en sus estúpidas mentiras. 

Caminé hacia ellos, rezando para que ninguno de ellos me reconociera. Al fin y al cabo no solo iban a mi instituto sino que...

-¿Saben que pedir? -Pregunté tratando de sonreír.

-¿Eres nueva por aquí? -Preguntó el segundo de los hermanos. Era Kim Namjoon, el atleta por excelencia de la escuela, aunque todos sabían que se drogaba antes de cada partido o carrera. Era el capitán del equipo de atletismo y también del de fútbol. Él, a diferencia de su hermano Jin, no parecía tener interés en ninguna chica, a pesar de que su popularidad hacía que muchas andasen detrás de él.

-mmm, sí, es mi primer día. -Respondí con una sonrisa.

-Me gustan tus piernas, se ven deliciosas -Dijo Jin. ¿Cómo alguien con una cara tan angelical podía decir aquel tipo de cosas? -¿Porqué no te sientas aquí?

El chico señaló su regazo y sentí que mis mejillas empezaban a encenderse. Dios, ¡En menos de una semana tendría que trabajar para ellos! Aquella situación era demasiado para mi pobre corazón. Así es, además de ir a mi instituto, también serían algo así como mis jefes.

-Quizá otro día. -Respondí avergonzada, sabiendo que no habría otro día. -¿Ya saben qué pedir?

-¿Nos conocemos? -Preguntó el tercer hermano. Oh no, el increíble y brillante Kim Taehyung. Él, a diferencia de sus hermanos, no era popular. No destacaba ni en los deportes ni en los estudios. Era tan frío que todas las chicas que le habían perseguido en algún momento se habían dado por vencidas ante sus crueles rechazos. Solía estar solo, con sus gafas y leyendo, aunque se rumoreaba que estaba metido en temas peligrosos.

-Eso es imposible. -Dije con una risa nerviosa. En realidad Taehyung era el único de los Kim de mi edad, y cuando éramos muy pequeños mi madre me dejaba correteando por su jardín mientras ella trabaja en la mansión. En aquel entonces llegamos incluso a ser amigos, aunque claro que de aquello hace mucho tiempo...

-Ahora que lo dices, a mi también me suenas. -Dijo Jin. 

-Tn. -Agregó Namjoon sin mirarme. 

-¡Eres tú! -Gritó Jin alegre. -Aún me acuerdo de cuando corrías desnuda por nuestro jardín. 

Dios, ¿Que hice en otra vida para merecer este tipo de castigo? 

-¿Ya sabéis que vais a pedir? -Pregunté aguantando la sonrisa, aunque ya me dolía la cara de tanto forzar el gesto. 

-¿No estás contenta de volver a vernos? Recuerdo que Taehyung y tú erais muy amigos. -Siguió bromeando Jin. Yo miré a Taehyung, que me recorría con la mirada sin decir nada. Aquel chico a veces daba verdadero miedo.

-Sí, solo que han pasado muchos años.

-¿Sigues viniendo a nuestro instituto?

-Así es. 

-Perfecto, entonces te veré en clases -Dijo Jin sin parar de sonreír- y quiero un malibú con piña.

-Para mi un roncola. -Dijo Namjoon a la vez que yo apuntaba aquello en una hojita.

-Yo un Jack Daniels.

-¿Sin nada? -Pregunté algo sorprendida.

-Sí.

-Perfecto, ahora os traigo todo.

Fui a la barra y di la orden. Mientras preparaban sus cócteles fui a la mesa en la que varios señores de algo menos de 40 años miraban el baile de una chica que apenas estaba cubierta y solo llevaba un bikini rojo de los más brillante. 

A sus órdenes KimDonde viven las historias. Descúbrelo ahora