Ivor es un joven millonario cirujano que ama compartir su tiempo con chicas.
Es un buen amo para todas aquellas que se atrevan a jugar en su juego.
"𝘚𝘰𝘺 𝘵𝘶 𝘥𝘶𝘦𝘯̃𝘰 𝘺 𝘵𝘶́ 𝘮𝘪 𝘮𝘢𝘺𝘰𝘳 𝘱𝘰𝘴𝘦𝘴𝘪𝘰́𝘯"
𝘜𝘯𝘢 𝘷𝘦𝘻 𝘦𝘮𝘱𝘪𝘦𝘻𝘢𝘯...
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Te pienso a cada hora de Dvicio.
Te pienso, aunque no quiera.
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Narra Ivor.
Sabía que la quería en mí cama desde el minuto uno que su cuerpo perfecto calló rendido a mis brazos.
No estaba siendo profesional, la cabeza me martilleaba, necesitaba follar con ella. En su expediente clínico no pone nada importante. Solo que viene de Misuri y que tiene diecinueve años, es una cría, se veía venir, no le dobló la edad ni mucho menos tengo veintiséis años, solo le saco ocho años. Es perfecta para lo que voy a hacer. Convertirla en mi sumisa.
Mando a mi detective privado investigar todo a cerca de ella. A las horas, llega desde la vivienda de ella en un avión privado y me deja un informe detallado. Miro fotos, de un chaval, de su vivienda. Un padre alcohólico y una madre que no quiere cuentas con ella, estudia relativamente en un instituto mediocre. Suspensas todas las asignaturas menos educación física. Le concedieron una beca para hacer selectividad. Acaso piensa que así la van a dejar entrar en la universidad. Su ropa es de color negra y no tiene mucha. Huyó de su Estado, y acabo en una red de traficantes de mujeres. Y gracias al accidente ya está a salvo. Se va a venir quiera o no a mi casa. La quiero solo para mí.
Bajo a su habitación, seguro que ya estará despierta, hay que operarla de urgencia o podría perder la mano. Dejo todo preparado, y al equipo que va a intervenir en el quirófano preparando todo. Después de hablar con ella, y dejarle mis intenciones estoy en quirófano y los nervios a que le pase algo me hacen sudar. Pero todo acaba bien. Sigo atendiendo pacientes y a última hora me acerco de nuevo a su habitación.
Ella acepta a venirse conmigo, doy dos días para darla el alta, soy su médico y puedo llevarla en casa la fractura. Pero aún necesita de los medicamentos. Esos días pasan entre alguna visita profesional y por fin la doy el alta.
