↳ Disclaimer: Ni Naruto ni sus personajes me pertenecen son del autor Masashi Kishimoto, yo solo los utilizo para adaptar esta historia.
Capítulo Corregido.
─── Arrugar ˎˊ-
— ☆ —
Deidara aprieta entre sus manos la hoja de papel blanco. Cuando esta cruje, liberando un sonido satisfactorio, la suelta con desinterés, dejando que caiga al suelo reducida a una pequeña bola.
Las cuenta todas, eran, al menos, unas siete. Las demás continúan intactas guardadas dentro de una caja de cartón que esconde en vano debajo de su cama, como si temiera que en algún momento alguien pudiese descubrirlas. Pero la realidad era diferente, pues nadie más habita en esa casa más que su triste y amargada persona.
Estaba algo enojado con el idiota de esas cartas, ¿Como podía insultar un paraguas? Alrededor de cuatro veces. Ese día no tenía ganas de intenciones de aparecerse por el instituto, quizás fue un poco de ánimo y lo hizo. Aunque no entro a clases espero a sus amigos en el patio, pero fue una mala idea. Estaba empezando a lloviznar y el no tenía con qué cubrirse de la lluvia.
Fue gracias a la amable y linda de Konan quien le prestó aquel paraguas de colores. Para cualquiera el se vería ridículo pero él estaba agradecido por eso hasta que leyó la estúpida carta.
"Con tu paraguas siete colores te veías como un niño pequeño, de esos insoportables que comen tierra y lloran por todo."
Él sin dudas era un reverendo estúpido.
Y él mucho más por seguirle el juego.
Mira nuevamente las cartas.
Deja escapar un suspiro cansado cuando se da cuenta de que en realidad no deseaba haberles hecho eso. Hace unos minutos sólo se trataba de un berrinche caprichoso derivado de pensamientos rabiosos. Una simple llamada de su abuelo le revuelve el estómago y le pone de un muy mal genio porque sólo escucha excusas tontas y rebuscadas para que decirle, aquel anciano puede mantenerse lejos de Deidara.
Esa es la vida que se dan desde la muerte de Kurotsuchi; Su prima se queda en casa ignorando que no se da cuenta de lo que le están haciendo. El abuelo se van de casa fingiendo que no saben lo que están haciendo. O al menos, esa era la ridícula manera en la que sucedían las cosas hasta hace unas semanas atrás.
La diferencia entre unas semanas atrás y ahora radica en que Deidara es consciente de la verdad y se cansó de hacerse el idiota. El vacío en su pecho que intentó, tan desesperadamente, de llenar con jugos de fresa, travesuras y una que otra etapa rebelde (que en realidad no se trata de una etapa) simplemente se engrandeció. Fue más allá de lo que él entendía.
Es por eso que ya no entiende por qué duele tanto. Ni por qué se siente tan de la mierda.
— Estas estúpidas cartas... — Acostado en el mismo sofá, estira un brazo para tomar una de las maltratadas bolas de papel, la desdobla y vuelve a leer su contenido.
"El cielo ha estado nublado desde que amaneció. Está comenzando a hacer mucho frío, también..."
Baja sus manos, descansando ambas junto al trozo de papel sobre su pecho. Mirando al techo, Deidara se pregunta por qué al leerlas se sienta tan bien a pesar de la basura que tenían escritas.
Eso lo hace sentir bien.
Muy bien.
Deidara... Está sonriendo.
El condenado de Obito lo logró.
— ☆ —
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Ojalá te mueras ⋮ ObiDei ⌊✓⌉
Fanfiction➷. 𝐎𝐏𝐏𝐎𝐒𝐈𝐓𝐄 𝐏𝐎𝐋𝐄𝐒 ଽ ObiDei ╭───₊· ͟͟͞͞➳ 🪐 ❜ ─── │No creas lo que escribo. │Mi manera de pensar y sentir, │No se compara a los sentimientos │Que descubrí cuando te vi. ❞ ━━━━━━━━ ⏳ Derechos de auto...