1

337 17 8
                                    

ROSE

Al entrar en casa de mi padre me encontré con toda su gente conmocionada, en ese momento supe que algo malo había pasado. Me abrí paso entre las personas y me apresuré a subir las escaleras, recorrí rápidamente todas las habitaciones pero no había nada.

Una vez dentro de la habitación de mi padre y su nueva esposa, escuché la ducha, me acerqué lentamente y di un par de toques. Al no obtener respuesta, intenté abrir la puerta pero algo me lo impedía. Uno de sus hombres se encontraba cerca, vio mis intenciones y me ayudó a forzar la puerta.

—Señorita, debe irse, este sitio no es seguro.— habló alarmado.

Sin prestar atención a sus órdenes, ingresé a aquel baño para encontrarme con la peor escena posible. Los cuerpos de mi padre y su mujer se encontraban sin vida dentro de la bañera y cubiertos de sangre.

Una brisa recorrió la habitación, me dirigí hacia la fuente de la misma, una de las ventanas estaba rota, podía verse claramente tres impactos de bala en ella.

El hombre de mi padre tenía razón, este sitio no era seguro, debía escapar. Ni siquiera me dio tiempo a empacar, mientras más tiempo pasaba en esta casa, más riesgo corría. Bajé lo más rápido que pude las escaleras, y al salir, un auto negro me esperaba junto a la puerta. Tan pronto me monté en él, salimos disparados hacia el aeropuerto, seguramente tendría que esconderme durante un tiempo.

Una vez en el aeropuerto, tomé el primer avión con destino a Italia, donde podría seguir una relación con los contactos más importantes y de relación más estrecha que mi padre tenía. Debería encontrar la manera de hacerlo y, por lo que tengo entendido, en un par de semanas cerraría un trato con un empresario importante de Colombia.

Quisiera decir que al llegar a Nápoles pude recorrer sus hermosas calles, pero no fue así. Apenas bajaba del avión y ya de encontraba un Audi negro esperándome, me quedé dormida en el trayecto, y al despertar, llegábamos a la casa de verano familiar. Los recuerdos me invadieron y contenerme fue inevitable, no tuve mejor solución que llorar hasta no poder más.

Los días pasaron, mi mente repetía la escena de mi familia muerta una y otra vez, ese era otro de los tantos problemas a los cuales debía encontrar una solución. Llegué a la conclusión de que lo más acertado sería contratar a alguien para que investigue aquello mientras busco resolver todo lo demás.

Tomé mi teléfono y me quedé inmóvil, contemplando todas las decisiones. Finalmente suspiré y realicé la llamada, esperé pacientemente a que hablaran desde el otro lado de la línea.

—Mierda, espera un segundo.— fue lo primero que escuché.

Se oyeron unos cuantos golpes y unos quejidos, luego hubo unos segundos de silencio para finalmente escuchar una voz masculina soltar una risa de manera cínica.

—¿Quién habla?— dijo bruscamente.

—Ahora trabajas para mi.— solté de la misma manera que él.

—Si lo haré o no, eso lo decido yo.— noté la molestia en su voz.— No trabajaré para una niña estup...

—Te pagaré el doble,— le interrumpí.— solo averigua quien mató a Jeremiah Davies.

—¿Quien es la persona que está al otro lado? —volvió a preguntar perdiendo la paciencia. —Si no me dice, no podré ayudarla, el caso de Jeremiah es un caso difícil.

—Habla Rose, —hago una leve pausa— Rose Davies.

—¿Rose Davies? —preguntó con un atisbo de terror en su voz.

—Si, la misma. ¿Pretende ayudarme o tendré que buscar a otra persona? —pregunto y sigo sin recibir respuesta— Como ya le dije, le pagaré el doble.

—¿Cuando podemos vernos, señorita Davies? —preguntó el hombre esta vez.

—En tres días, mi gente te hará llegar la información.

Sin más que decir, colgué la llamada.

—¿Qué?— solté sabiendo que Chris, uno de los hombre de mi padre se hallaba allí.

—Nada señorita, solo...— suspiró y pude sentir su miedo.— ¿Cree que es lo correcto?

Si era correcto o no, no podía saberlo, pero que en este momento era la mejor opción, eso sí. Había un enemigo, debía saber si era uno de los nuestros o alguien de fuera, y sea quien sea, esa persona iba a morir.

—Lo es.— afirmé poniéndome de pie.

En unas horas tenía una reunión  con un grupo de personas importantes, debía alistarme y preparar todo para dar la mejor impresión posible de quien ahora en adelante llevaría al mando esta compañía.

Me dirigí al baño y tomé una ducha rápida. Al salir, escogí un sensual conjunto de ropa interior y un vestido del mismo color, ambos de color negro, unas medias altas del mismo color y unos tacones rojos. Sequé y ricé un poco mi cabello, me maquillé otro poco. Tomé un bolso pequeño que dentro tenía mi amada pistola semiautomática, luego de una hora, ya me hallaba lista para aquella reunión.

Me encontré nuevamente con Chris, quien me guió hacia el garaje, donde nos esperaba un Audi S3 negro, junto a otro par de coches más.

El chófer nos llevó hasta un edificio de al menos unos 30 pisos todo vidriado, en todo momento Chris se encontraba tras de mi. Caminamos hasta la entrada donde una mujer joven nos recibió y nos indicó que camino seguir.

Las puertas del elevador se abrieron al llegar al último piso, donde nos encontramos con una larga mesa rodeada por unos 10 hombres. Todos se callaron al verme entrar, yo solo recorrí algunos de los muebles que decoraban la habitación y al llegar al minibar me serví un poco de whisky.

—Que bien, no sabría que hoy habría putas.— mencionó alguien a mis espaldas y los demás rieron.

Yo solo lo ignoré y me senté en el asiento de la punta, el lugar que pertenecía a mi padre. Siguieron haciendo algunas bromas, mientras yo me dedicaba a beber el contenido de mi vaso. Miré a Chris y él asintió sabiendo que hacer.

—¿Así es como se dirigen hacia su jefa?— habló firme haciendo que todos se callaran.

—Esta niña, —habló recorriendome con la mirada deteniéndose en mis senos.— jamás podría ser mi jefa.

La habitación estalló en risas, yo solo le dediqué una sonrisa.

En un movimiento rápido, tomé un cuchillo que llevaba escondido en una de las medias altas y apuñalé una de sus manos e incluso atravesando una parte de la mesa. Todos callaron al oír el grito que salió de los labios de ese hombre.

—Si tienen problemas con trabajar para una mujer, ya pueden retirarse.— dije sin siquiera inmutarme, dando un último trago a mi bebida.— No esperen que sea un juego de niños como mi difunto padre, esto es en serio.

Antes de que nadie dijera nada, me dirigí hacia el elevador y me marche sin más.

_________________________________________

Aquí un nuevo proyecto, espero lo disfruten.❤

Queen [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora