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Este capítulo va dedicado a Angeles0913
¡Muchas gracias por el diseño de la nueva portada, hermosa!

WILLIAM

Conociendo ahora la otra cara de la moneda, Rose era una mujer con muchos puntos vulnerables, y en demasía. Su coraza de piedra desapareció esa noche, haciéndome pensar en como poder acercarme.

—¿Gustas desayunar?— ella se hizo presente en mi habitación.

—Si, encantado.— acepté y la seguí por los interminables pasillos.

Mi mente funcionaba a mil, tenía la oportunidad perfecta y aún más conociendo aquel detalle que la reina de la mafia de confesó la noche anterior.

—... está algo distraído, ¿no es así?

—Perdone, señorita Davies, es que...— me interrumpió.

—Llámame Rose.

—Bien, Rose.— pronuncié de manera amable, incluso cuando el simple hecho de verla me causaba nauseas.— Como le decía, estoy preocupado por mi madre, ¡debe pensar que algo terrible me ha pasado!

Aquello me sirvió como excusa, pero también era cierto, mi pobre madre debe estar trepando por las paredes luego de más de un mes sin noticias sobre su único hijo.

—Además empiezo a sentirme enfermo por tanto tiempo encerrado, me gustaría poder salir, si está de acuerdo.— añadí.

—Veré como podemos solucionar el problema de tu madre, y luego si quieres pediré a Jim que te acompañe a dar un paseo por los jardines.— me sonrió de manera sincera, cosa que me sorprendió.— Pero ahora desayunamos, muero de hambre.

Nos adentramos en una enorme sala que también cumplía la función de comedor, una enorme mesa de roble decoraba aquel cuarto de tonos blancos y beige.

***

Al atardecer, me permitieron salir a ese enorme jardín. Un chico llamado Jim me acompañaba, y a decir verdad es un tipo agradable, solemos tener charlas muy amenas.

—... entonces recuerdo que le salió la cerveza por la nariz.— concluyó su historia.

A pesar de no haberle escuchado, ambos reímos un poco. Caminábamos por todo el predio, nunca había pensado en que respirar aire fresco se iba a sentir tan bien.

—Entonces... ¿sales con mi jefa?— indagó.

—Si, eso parece.

—¿Cómo es que pasó de querer acabarte a querer tenerte en su cama?

—No estoy seguro, tengo lagunas por haber estado bajo efectos de quien sabe que sustancias.— admití y Jim asintió.— Lo que si recuerdo es que reía por todo y que acabé desnudo.

—¿Desnudo?— preguntó aguantando la risa.

—Solo diré que tu jefa necesita una buena dosis de sexo.

Nos miramos unos segundos, asentimos y estallamos en risas.

Queen [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora