Capítulo 75

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Vale iba caminando tranquílamente por la calle, hasta que escuchó unos ruidos a sus espaldas. Rápidamente, se dio vuelta y, antes de poder reaccionar, vio a Simón en el suelo peleando con un hombre desconocido.

Simón, al salir de la librería y caminar unas cuadras, había visto como esa persona armada se acercaba a Valeria. Sin dudarlo, se tiró sobre él para frenarlo, desencadenando la pelea. Cuando cayeron al piso, el arma aterrizó a unos metros, lejos de ambos.

Apenas Vale notó la situación, empezó a gritar desesperadamente que paren. Cuando se quiso acercar para intentar separarlos, Simón no la dejó:
Simón: ¡Andate, Vale! ¡Pedí ayuda!
Vale: ¡No! ¡No me voy a ir!... ¡Paren, por favor! 

Simón, finalmente, logró juntar fuerzas y empujarlo, dejándolo tirado a unos metros.
Vale: ¡Simón! ¿Estas bien? No, que vas a estar bien, si estás todo golpeado... -le preguntó y se respondió a sí misma, muy alterada y nerviosa.- ¿Quién era ese pibe?
Simon: Estoy bien, no te preocupes, ya pasó -respondió, aunque tenía un poco de sangre.- Mejor, vámonos de acá, te explico en el camino.
Vale: Sí, mejor...

Mientras caminaban para alejarse y Simón contaba lo sucedido, el ladrón retomó la conciencia. Había caído cerca de su arma, por lo que, al verla, la agarró y persiguió a los chicos unas cuadras más, lo más rápido que sus heridas le permitieron.

Vale: Entonces, me salvaste -concluyó al terminar de escuchar el relato.- Gracias.
Simón: Tampoco exageremos, yo... -Vale lo interrumpió.
Vale: No estoy exagerando, es verdad. Tenía un arma, pudo haber pasado cualquier cosa... ¿Te duele mucho la cara?
Simón: No, casi nada.
Vale: No te creo, Simón. Flor de golpe te ligaste. A ver... -Dejó de caminar y se puso frente a él para revisarle los cortes.- Te lastimaste un montón...

Simón, confundido por la proximidad y los hechos recientes, hizo algo que quería hacer hace tiempo, pero que no se animaba. La besó.

Vale no se lo esperaba, por lo que, al principio, no supo cómo reaccionar; aunque, segundos después, le siguió le beso.

Sin embargo, fueron interrumpidos.
El ladrón los había alcanzado y, lleno de furia, agarró a Simón del buzo que tenía y lo giró, separándolo abruptamente de Vale.
Ladrón: Para que aprendas a no meterte donde no te llaman... -exclamó enojado y ensangrentado, apuntándolo con su arma.

Simón no pudo reaccionar, pero Vale sí: Cómo el hombre estaba concentrado en Simón, no notó cuando ella agarró una piedra del piso. La tumbera, antes de que él disparara, le pegó en la cabeza con eso.
El golpe lo dejó medio mareado, y ellos aprovecharon para correr y escapar.

En todo el camino no tocaron el tema del beso, aunque ninguno podía dejar de pensar en eso.

Mientras tanto, en la mansión:
Como Vale y Simón no estaban, la reunión de MAN no había podido comenzar.
Tefy, Mel y Nacho esperaban en el living, hasta que, de pronto, se abrió la puerta e ingresaron el resto de los integrantes de la banda.
Mel: ¡Simón!
Tefy: ¿Qué te pasó, gordi?
Nacho: ¿Estás bien, Man? -Le preguntaron preocupados apenas lo vieron.
Simón: Estoy bien, chicos. -Los tranquilizó.- Tuvimos un percance, por eso estoy así. -Dijo, sin entrar muy en detalle.
Vale: Nacho, mejor dejemos la reunión para otro momento, Simón se tiene que desinfectar las heridas, y...
Simón: No, Vale, no pasa nada. Me lavo un poco la cara y ya estoy.
Mel: ¿Seguro, gordi?
Simón: Sí, chicas. Son dos minutos.
Nacho: Te esperamos en la sala de ensayos, entonces.
Simón: Dale.

En la habitación de las chicas:
Mientras que la tumbera y el payasito estuvieron a punto de morir, la gitana dormía la siesta plácidamente. Y hubiera seguido durmiendo por varias horas más, de no ser por Thiago, quien entró a despertar a su novia.
Thiago: Jaz... Mí amor...
Jaz: ¿Qué pasa? -Preguntó desorientada al despertarse.
Thiago: Me dijiste que, si te dormías, te despierte a esta hora.
Jaz: Ah, cierto... -Exclamó, a la vez que se sentaba en su cama- ¿Dormí mucho?
Thiago: Y... Unas cuatro horitas. -Respondió, riéndose un poco.
Jaz: No seas malo, el bebé necesitaba dormir.
Thiago: Pero si ni nació...
Jaz: No me contradigas.
Thiago: Dale, echale la culpa a nuestro hijo...
Jaz: Hija, Thiago. -Lo corrigió.- Ya te dije mil veces que va a ser nena.
Thiago: Todavía no podes estar segura.
Jaz: En unos días, cuando vayamos a hacer la ecografía, vas a ver que tengo razón.
Thiago: Ya veremos... -Luego de esa discusión, se besaron.
Jazmín: Hablando de eso... Tendríamos que ir comprando cosas para Alai.
Thiago: ¿Vos decís? -Le preguntó, inseguro, y Jaz lo notó.- Podríamos esperar un poco más...
Jaz: ¿Qué te pasa?
Thiago: Nada.
Jaz: Dale, Thiago, te conozco... ¿Estás así por Juan Cruz? -Thiago supo que no lo iba a poder ocultar por más tiempo, por lo que asintió con la cabeza.
Thiago: Me da miedo que les haga algo, a Mar casi la mata. Este es el único lugar seguro.
Jaz: Pero tampoco podemos vivir encerrados, mí amor...
Thiago: Ya sé, pero me da miedo. Ese enfermo es capaz de cualquier cosa...
Jaz: Igual, ahora Iván y Sofía están de nuestro lado, así que él no va a poder saber que es lo que pasa en la mansión, un punto a favor.

Casi Ángeles: ¿Todo igual o diferente?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora