IV

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   Anko se cubrió la boca con una mano mientras reía de esa maliciosa y extraña forma, los demás la miraron, confundidos y desconcertados, pero decidieron no decir nada al respecto y solo ignorarla.

- Anko... Nada, olvídalo –dijo Yoshiko, llevándose con decepción una mano al rostro.

- Du hu hu.

   Nagisa continuaba en el alféizar, indeciso, no sabía si ir con Mika y Clöth o quedarse con los demás. Alternaba su mirada entre uno y otro grupo. A pesar de todo, aún desconfiaba de Clöth, sin embargo, reconocía su fuerza, podría estar bien, e incluso cuidar de Mika. Dudaba. Pensaba. Una idea incompleta seguida de otra.

- ¿Qué pasa, Nakkun? –preguntó Kyouma-- ¿Desconfías de ti mismo como para ir con ellos?

- Mika es más fuerte que yo, y jamás lo seré tanto como Clöth-san... Si voy, quizás solo estorbaría...

- ¡Estás ciego, Nakkun! –exclamó Okabe, apuntándolo con el índice-- ¡Puedes invocar sin problema tu propia di-espada, ahora solo te resta seguir practicando! –apuntó afuera-- ¡Y esta es la oportunidad perfecta para hacerlo!

- ¡Pero podría morir si fallo!

- ¡O podrías vivir! –le conminó-- ¡Además, ellos dos no te abandonarán!

   Clöth y Mika, que estaban fuera, asintieron con seguridad, mirando a Nagisa.

- Nosotros estaremos bien –decía, tranquilizándolo--. La chica otaku y la nerd son Gigalomaniacs, la científica loca y Daru son buenos dando golpes.

- ¿Y qué hay de ti, Okarin? –preguntó Daru.

- Alguien tiene que sobrevivir para proteger la Steins Gate –respondió, agitando una mano con desinterés--. ¡Nakkun! –le apremió-- ¡Ve con ellos!

   Nagisa, presionado, miró fuera, donde lo esperaban, ellos estaban a punto de partir.

- ¡Iré! –declaró, saltando.

   Había olvidado que debía volar, o de lo contrario, se rompería unos cuantos huesos. Sin embargo, mientras caía y gritaba, escuchó una invocación ya conocida.

- ¡Vretil!

   Inmediatamente Mika acudía a rescatarlo volando sobre su claymore. Al atraparlo, ella lo miró, gesticulando una mueca que denotaba profunda decepción y vergüenza.

- Eres una princesa, ¿sabías? –dijo con gravedad, dando mayor peso a sus palabras, que claramente sonaban a insulto.

- P-Perdón, Mika... --susurró él, abrumado.

   Cruzaron miradas. Ella le sonrió con profundo cariño, y él, aún abrumado, respondió al gesto de la misma forma.

- Gracias, Mika.

- Agárrate fuerte, ¿sí? No quiero tener que volver a salvarte de una caída –apartó la vista, dirigiéndola ahora a Clöth, a quien asintió--. ¡Vámonos!

- Yo puedo llegar a Tokyo en cuestión de segundos, ¿qué hay de ti?

- ¿Estás retándome? –preguntó ella, inflando el pecho con confianza y orgullo--. ¡Ja! ¡Yo también puedo! –declaró, golpeando su di-espada con el tacón--. ¡Vretil, demostremos quiénes mandan!

   Nagisa, sintiéndose ahora como peso muerto, solamente esperó lo peor y se aferró a la claymore tanto como pudo. Ambos competidores se pusieron en posición. Clöth estirando sus alas, Mika inclinando su cuerpo hacia adelante.

- Uno...

   La tensión aumentó considerablemente.

- Dos...

Science Adventure Gigalomaniacs;Angel's EndDonde viven las historias. Descúbrelo ahora