- M-Mika... --tartamudeó Nagisa, avergonzado por decir el nombre de ella a secas.
La chica asintió. Por encima de la manta se notaba el ligero rubor en sus mejillas. Sus ojos brillaban entrecerrados, mientras su mirada permanecía ausente, como si viera en su mente un deseo que podría cumplirse, una ilusión anhelante.
- Gracias, Nagisa, me haces tan feliz... --dijo ella, con voz pastosa.
- Je, je... Resulta un poco incómodo llamar por su nombre a secas a alguien desconocido, ¿estás segura de que no te molesta?
- Está bien... Me siento... feliz –respondió.
Ambos permanecieron un rato en silencio, evitando cruzar miradas y verse por encima el uno al otro. Kurenai, ahora sentada en la cama, con su espalda apoyada en el respaldar y las piernas contra su pecho, cubierta por la manta, emanaba tranquilidad y satisfacción, sus mejillas y ojos sobresalían tiernamente por encima de la manta; Nagisa, por su parte, yacía inmóvil y erguido en su silla, con ambas manos apoyadas en sus rodillas, inquieto e incómodo a causa del silencio.
- Esto...
- ¡¡Kyaaa!! –chilló la chica-- ¡¡No hables tan de repente, idiota!! –ruborizándose y temblando.
La chica respiró hondo para recuperar la compostura. Cuando se hubo calmado, miró a Nagisa, que la observaba con sorpresa y rubor en sus mejillas; al percatarse de que habían cruzado miradas, ella apartó la vista enseguida y volvió a cubrirse.
- ¿Qué tanto me ves, idiota? –farfulló.
"¡Se ve tan tierna!" –pensó Nagisa.
- N-No es nada, perdóname –apartando la vista--. Es que... te ves... tierna... --sonrojándose.
Kurenai dio un respingo, su corazón se inquietó y comenzó a temblar. Sin saber cómo responder, tomó la almohada y, con un rápido movimiento la disparó directo al rostro de Nagisa.
- ¡Te odio, imbécil! –profirió ella, para, seguidamente, hacer pucheros.
Nagisa retiró la almohada de su rostro pacientemente.
- Chuunibyou y tsundere, ¿acaso eres una niña? Du hu hu.
Ofendida, Kurenai se volteó hacia Nagisa y se abalanzó sobre él mostrando sus dientes y uñas.
- ¡Perdóname! –exclamó él.
- ¡Recibe el castigo divino!
En ese momento, una enfermera abrió la puerta, sonriente.
- ¡Buenos días! ¿Todo bien por-? –se interrumpió, al ver a Kurenai mordiendo la cabeza de Nagisa, ignorando completamente el hecho de que por la frente del chico corrían hilos de sangre-- ¡Ya veo, problemas de pareja! ¡Vuelvo luego! ¡Jo, jo, jo! –cerró la puerta.
- ¡No actúes como si esto fuera normal! –graznó Nagisa, seguidamente, Kurenai volvió a morder su cuero cabelludo-- ¡Qué desgracia!
La agonía del chico se extendió quince minutos más, hasta que irrumpió en la habitación el mismo médico del día anterior.
- Veo que se llevan muy bien –comentó el médico, vendando la cabeza de Nagisa.
- Yo diría que es todo lo contrario, ¡ay! –respondió el chico.
Kurenai, de vuelta en la cama, permanecía quieta, como niña a quien reprenden luego de una rabieta.
- Lo siento mucho –murmuró.
- Ya está –dijo el médico, ajustando las vendas de Nagisa--. Kurenai-san, al verte tan enérgica, puedo suponer que ya te has recuperado por completo, ¿no es así? –decía, sonriente.
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Science Adventure Gigalomaniacs;Angel's End
FanfictionHan transcurrido varios años desde el último suceso atribuido a la Locura de la Nueva Generación y Nishijou Takumi, no obstante, esa tranquilidad no es más que una fachada para distraer la atención de todos en Shibuya. Alguien, el verdadero culpable...