Emerald: El Héroe De Las Sombras

Aliados.

En cuanto su madre cayó dormida salió de su casa en dirección a su casa rodante.

El sabía que lo más probable era que alguien hubiera tomado su cuaderno, pero no podía arriesgarse a pesar de que su conciencia le gritaba que había algo raro en esto.

Eraserhead no estaba ahí por mera coincidencia, debe haber algún motivo, y algo le decía que lo vería de nuevo, pero simplemente lo ignoró, no podía arriesgarse a perder su cuaderno.

Corrió con cuidado siendo lo más sigiloso posible hasta aterrizar en el edificio el cual usó para escapar de Eraserhead.
Analizó su alrededor con los sentidos al máximo y los nervios de punta.

Miró con cuidado y se puso las gafas de visión nocturna que había tomado de la montaña de inventos de Mei, debía admitir que se veía genial a través de ellas pero ese no era el punto, vió rincón por rincón y no encontró nada causando que su estrés vaya en aumento.

En un momento a otro su mente le dijo que se agachara y el no dudó en obedecer. Se agachó y rodó en el piso para darse la vuelta.
Eraserhead estaba ahí parado, el solo pudo hacer una mueca al ver el moretón en su cara, ¡el realmente no quería lastimarlo! Era una mala persona.

Eraserhead y el detective habían llegado hace unos minutos, y este último se mantuvo escondido detrás de la puerta que llevaba a la azotea. Normalmente este tipo de cosas tardaban como mínimo una hora, por lo que tuvo que ocultarse cuando el chico apareció en menos de media hora después de ellos.

Lo siguió con la mirada, y no pudo evitar sentir curiosidad cuando sacó unos lentes verdes de la mochila que llevaba, por como se veían, probablemente eran para ver en la obscuridad. Lo vió buscar por unos minutos mientras murmuraba maldiciones hasta que creyó que fue tiempo suficiente.

Rápidamente salió de su escondite y disparó su arma de captura y se sorprendió al ver qué el chico lo esquivó antes de dar la vuelta para verlo.

El chico se quedó quieto al verlo pero no podía leer su expresión con la mascarilla y los lentes.

- Lamentó haberte golpeado. - murmuró avergonzado.

Aizawa lo ignoró pero agradeció la disculpa, sacó la libreta y la mostró al chico viendo que se derretía en alivio.

- Gracias a dios, creí que lo había perdido. - murmuró con alivio.

- ¿Sabes? Tienes información muy valiosa aquí para ser tan descuidado. Imagina el desastre que pudiste causar su alguien más lo encontraba. - dijó serió usando el mismo tono que solía usar con sus alumnos.

- En mi defensa se cayó mientras escapaba de ti. - dijo rápidamente sintiéndose intimidado por el hombre frente a el.

Izuku posó su mirada en su cuaderno pidiéndole al héroe con la mirada de que se lo devolviera.

Aizawa puso los ojos en blanco al entender lo que el niño quería. - Sí me contestas unas preguntas, te lo devuelvo. - dijó acercándose unos metros para quedar a una distancia prudente.

Izuku dudó un poco antes de acentir, probablemente era ariesgado, pero no podría recordar de manera exacta lo que estaba escrito como para transcribirlo, y realmente no quería empezar de cero.

- Ok, contestaré. - dijó incómodo.

- Bien. ¿Cómo te llamas? - preguntó tranquilo. Dudaba qué le respondiera esa pregunta pero valía la pena intentar.

- ¿Emerald? - dijo no muy seguro, eso contaba como nombre ahora, por más que se sintiera inseguro de merecerlo.

- Válido. ¿Qué edad tienes? -