Un Nombre

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⬆️dibujito mamalon de último minuto.

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Inko no sabía que pensar, sabía que su hijo andaba raro. Cansado durante el día y se veía emocionado durante las noches, desaparecía por las tardes aunque no podía decir mucho de eso porque ella trabajaba. El único motivo por el cual no lo interrogaba, era porque se veía más feliz de lo que lo había visto en años.

Ella realmente se había sorprendido y aliviado cuando le había dicho que había movido su objetivo de el curso de héroes a cursos generales, y sabía que su hijo se escapaba por las noches y volvía temprano por la mañana, pero no había nada que pudiera decirle, el se veía tan feliz, que solo esperaba que no se estuviera metiendo en drogas o algo similar.

En el pasado no lo había apoyado y ella realmente hubiera deseado darle un quirk en vez de problemas sociales y de ansiedad, pero... era su madre y era su deber cuidarlo, y apoyarlo, y ciertamente debió de hacer eso en vez de solo disculparse, pero eso ahora no importa, el hubiera no existe porque no podemos cambiar el pasado por más que queramos.

Inko sacudió su cabeza cuando escucho a su hijo entrar a la casa.

- Bienvenido cariño, ¿cómo te fue en la escuela? - preguntó con una sonrisa.

- Me fue bien, ¿qué hay de comer? - preguntó con una sonrisa.

- Onigiris. Ve a lavarte las menos. - respondió

Izuku hizo caso y fue al baño.

Inko suspiró, solo debía esperar a que su hijo confiara en ella lo suficiente para contarle, y cuando llegara el momento ella estaría ahí para escucharlo y apoyarlo, después de todo, era su hijo, y era su deber como madre cuidar de él con todo el amor del mundo.

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Izuku estaba asombrado, ya habían pasado 3 meses desde que empezó a ser un vigilante a medias, y estaba sorprendido de que aún podía estar en el anonimato estaba más que encantado que siguiera así.

Se detuvo en uno de los techos para descansar un poco y tomar algo de agua.
Acababa de parar otro asaltó y había recibido un fuerte golpe en el estómago y cabeza, por lo que estaba algo desorientado, por suerte, la víctima no había sufrido daños por lo que pudo irse rápidamente.

Estaba admirando el panorama nocturno de la ciudad y el sonido de quejidos abogados y forcejeo llegaron a sus oídos por lo rápidamente se inclinó en la orilla para evaluar la situación.

Había un tipo grande con un quirk de león, media como dos metros y medio. Un golpe suyo y le rompe algo, tenia garras, por lo que será mejor mantener la distancia.

Y como si fuera un mal chiste, la mujer que estaba siendo agredida tenía un quirk de venado.

Definitivamente un león tenía mejores sentidos que un toro, por lo que solo quedarse junto a la basura no le va a servir. Miró el basurero y había una charola con comida para llevar rancia, hizo una mueca, era asqueroso pero debía servir.

Miró a la mujer que se sacudía y quejaba bajo el agarre del león y su frenesí aumento cuándo lo vió, levantó un dedo a la altura de su boca para indicarle que guardará silencio y ella pareció entender ya que apartó la vista de él.

Para su mala suerte las escaleras no llegaban hasta el techo, sería fácil subir pero no bajar por lo que tuvo que ser rápido, para su suerte el edificio en el que estaba no era demasiado alto.

De un salto bajó al callejón cerca de donde estaba la charola con sobras.

- Oe, león. - llamó en voz alta el pequeño peliverde.

Emerald: El Héroe De Las Sombras Donde viven las historias. Descúbrelo ahora