—Deja de esconderte, Harry.Julietta caminó hacia el bosque, necesitaba un respiro. En la veterinaria solo había preocupación, y no los culpaba. Sabía que la muerte acechaba, y todos podían perderlo todo en cualquier momento.
—Harry... aún te siento.
El lobo francés emergió de detrás de un árbol, su figura apareciendo como una sombra en la penumbra. Julietta, con su vestido blanco y suelto, parecía una princesa bajo la luz tenue de la luna gris. Harry, saliendo lentamente de su escondite, se acercó a ella.
—Julietta... —musitó el rizado, su voz cargada de emoción.
Aún se amaban. Habían sido hechos el uno para el otro: para amarse, para pelear, para compartir una misma manada. Pero los problemas, las advertencias, y el peligro que siempre los rodeaba los separaron, arrastrando a uno de ellos hacia el abismo del egoísmo. Un demonio los había apartados.
Sin embargo, el tiempo y el espacio les habían dado lo que necesitaban: descanso, reflexión, y una segunda oportunidad. Y allí estaban, de nuevo juntos. La bella sonrisa de Harry, mostrando sus hoyuelos, y la mirada desafiante de Julietta, con la comisura de sus labios levantada.
—Te extrañé —confesó Harry, su voz llena de cariño.
—Yo también —respondió Julietta, sus ojos brillando con una emoción que solo él podía entender.
Antes
—Las mujeres son poderosas. Son brujas, lobas, madres, líderes, y sobre todo... —Harry dirigió una sonrisa desafiante hacia la hermana de su mejor amigo— ¡son nuestro mundo!
Los "fracasados" alzaron sus cervezas y vitorearon, como si por un instante fueran los dueños del universo. En aquel bar viejo y destartalado, siempre acudían los que, por sus ideales o por su corazón, habían sido relegados. Se enorgullecían de sus derrotas, porque sabían que representaban su autenticidad.
Harry bajó de la mesa después de su breve discurso y se sentó junto a Julietta. Le dio un beso fugaz que provocó algunas risas y aplausos de los demás.
—No sabía que este era tu escondite —dijo Julietta, sonriendo con picardía mientras sus ojos brillaban.
Deucalion, siempre fastidiado por las escapadas nocturnas de Harry, lo regañaba cuando desaparecía por horas y volvía oliendo a cerveza y noches sin sueño. Pero esa noche, Harry no se preocupaba por nada más que el momento.
Con una sonrisa, le dio otro beso a Julietta, entregándose por completo a la pequeña burbuja que habían creado en medio de la noche.
A la medianoche, mientras el resto dormía, era el momento perfecto para escapar. Harry y Julietta se sumergieron en las historias de los "fracasados," pidiendo otra ronda y compartiendo besos furtivos en el bullicio del bar.
—Es hora de irnos —susurró Harry, dándole un beso en el cuello, suave pero impaciente.
Julietta negó con la cabeza, todavía entretenida con la historia de un rubio que relataba su vida con una mezcla de tragedia y humor. Contaba cómo su primo había muerto brutalmente a manos de su propio tío tras una escena en la que, en un instante confuso, ambos se besaron justo cuando su abuela entraba a la habitación. A pesar de los años, el dolor de la pérdida seguía siendo una sombra en su vida.
—¿Y no hay alguna bruja que pueda... volverte... —Julietta titubeó, buscando la palabra correcta.
—¿Normal? —respondió el rubio con una sonrisa irónica.
Julietta asintió con una mezcla de curiosidad y empatía.
—Se nace, no se hace —dijo él con calma, encogiéndose de hombros.
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Teen Kanima (TEEN WOLF)
FanfictionSu fría mirada era algo genealógico, la frialdad que transmitía en sus verdosos ojos eran para esconderse en el lugar más oscuro que puedas hallar. Porque estos eran cazadores. Su hermosura era sobrevalorada, hasta que se convierta en un Kanima, tr...