El interior del centro de policías de la ciudad permanecía tal y como lo recordaba. Incluso con el cuadro levemente torcido de la recepción, sus sillas pulcras y cómodas, el ajetreo del lugar y el olor a café. Más que sentirme incomoda, me sentía en casa.
Porque este lugar fue mi segundo hogar durante mucho tiempo.
Muchas horas de mi vida las pasé en estas sillas, esperando a que mi padre terminara su turno. Tantas horas jugando a las escondidas en el recinto con los policías. Cuadernos llenos de garabatos repartidos por las esquinas y aquellos colores que alguna vez perdí todavía debían encontrarse por aquí. Porque vivía más aquí que en mi propia casa.
O al menos así fue, hasta que mi padre fue asesinado en un enfrentamiento con armas de fuego. Después de eso, solo volví cuando era necesario. El recinto dejó de darme paz, pues solo era un recordatorio de que mi padre ya no estaba para mí, para el mundo.
Pero ahora se sentía como un lugar seguro, lejos de la maldad y el caos que existía fuera de estas cuatro paredes.
Los recuerdos me envolvían, dándome un poco de nostalgia en medio de tanta agitación.
El detective me pidió esperarlo en la recepción, mientras él se reunía con los integrantes del cuerpo de policía. Un homicidio no se podía dejar pasar por alto. Mucho menos uno tan atroz. Podía imaginar claramente a Alex discutiendo con Mike sobre lo que harían. Incluso a Michelle Davis, dando toda la información forense del caso.
Había escuchado su voz. La información dando vueltas en mi cabeza. Al parecer, mientras todos creían que Jean D'Lacos estaba de fiesta, en algún bar de la ciudad, su asesino estaba en realidad torturándolo. La lista de especificaciones de las torturas que recibió me puso los nervios de puntas. Desde la extracción de sus ojos, hasta el arranque de sus uñas en manos y pies. Baños de agua congelada, agua hirviente sobre su cara. Y para completa, el cuerpo fue expuesto en pleno Easter High. Desnudo.
El asesino no intentaba disimular la muerte de Jean. Al contrario, parecía ansioso por decirle al mundo que Jean D'Lacos ya no existía.
Nadie hablaba de otra cosa, más que el caso más horripilante que tuvo lugar en nuestra ciudad.
Fue Alex quien se dio cuenta de que todos en el recinto podíamos escuchar las explicaciones de Michelle, por lo que se mudaron a la oficina que antes le pertenecía a mi padre, para seguir discutiendo.
Alex Johnson. Apenas un segundo después de encontrar la nota bajo mi puerta, me ordenó darme una ducha, coger un abrigo y mis llaves, para luego llevarme directo a la estación de policías, donde todos parecían ajetreados, inmersos en la búsqueda de pruebas y evidencias.
No estaba detenida, pero me advirtió que lo mejor sería no moverme de mi sitio.
Eso me pareció más amenazante que ser arrestada.
Podía haberme dejado en la sala de interrogatorios mientras hablaba con sus compañeros. Pero se lo pensó mejor y me dejó bajo el cargo de la recepcionista, dedicándome una mirada de advertencia antes de irse.
Me causaba algo de gracia ver sus dudas. No parecía saber muy bien cómo actuar conmigo, no después de casi llevarme arrestada.
—Aquí tienes, Grace —me tendió un humeante café la recepcionista. Era una mujer algo avanzada en su edad, amable y cordial—. Ver eso debió ser impactante.
También por mucho tiempo fue mi niñera provisional. Siempre que me quedaba jugando en el recinto, ella estaba allí para cuidarme. Gretchen Resse. Piel morena, kilos de más y el amor más sincero que podía existir en este mundo.
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El asesino de Easter High (+21)
Mystery / ThrillerEl primer cuerpo apareció sin ojos. El segundo apenas se podía llamar un cuerpo. Al tercero le faltaban todas las extremidades. Al cuarto sólo encontraron su cabeza. El quinto sigue desaparecido. ¿Qué tienen en común? Todos ellos eran alumnos del E...