Capitulo 2.

93 10 0
                                    

Al sonar el despertador a las 6:30 am, gruñí de mala gana, no quería levantarme, tenia sueño, pero tuve que hacerlo porque sino mi madre me reprocharía, y no estaba de ánimos como para aguantar sus reclamos.

Al despertarme, fui arrastras al baño a cepillar mis dientes y lavarme la cara, para luego volver a mi habitación a ponerme el horrible uniforme del colegio, este era una chomba azul que tenía el logo del instituto del lado del pecho derecho, una pollera gris tableada que llegaba a las rodillas, medias grises tiro alto que iban hasta la mitad de las pantorrillas y unos zapatos escolares negros que se ataban con cordones. Luego de vestirme agarre una gomita de cabello marrón, para que combine con el color de mi pelo, y me lo ate con mis manos, porque si ponía a peinarme iba a tardar más de la cuenta, ya que mis rizos son un desastre cuando me levanto.

Inmediatamente agarre mis útiles para guardarlos en mi mochila y el celular.

Mientras iba caminando al colegio entré a instagram para leer un mensaje que me habían dejado la noche anterior.

A ver, ¿cómo hago para que me creas?

Me dio gracia con la confianza que me hablaba, así que conteste de la misma forma.

¡Hola asesino! Anoche me quede dormida sorry… Y para que te crea esta en tu imaginación con respecto que harás, sorprendeme.

Salí del chat y entre a la cámara para grabar un boomerang del paisaje y subirlo a stories.

¿Asesino, eso aparento?, no sé si sentirme alagado o preocupado. ¿Estás segura que quieres que te sorprenda pequeña?

Leí el texto pero no pude responder por que ya habían tocado el timbre para hacer fila y saludar a la bandera, así que guarde el celu en la mochila antes que uno de los profesores vea que llevé el móvil. Pero admito que estuve riéndome en la fila porque no podía creer que me haya dicho pequeña.

Después del saludo, fuimos directo al aula, y me senté en la fila del medio, bien atrás cerca de la ventana. Mi amiga Eda aun no había llegado al colegio y no me sorprendía la verdad.

Tiempo después entro al aula la preceptora, era una mujer que media 1,65 aproximadamente, su cabello era rubio pero se notaba que era teñida ya que la raíz de este era negra. Llevaba un pantalón de vestir gris, unas chatitas negras y la chomba del colegio. Ella se encargaba de tomar asistencia,  si alguien llegaba tarde le colocaba tardanzas, también era responsable de sacar el celular si alguno de los alumnos lo tenía consigo. 

Fue entonces cuando la preceptora miro hacia mi lado y no me quedo otra que ayudar a salir de las papas a mi amiga.

  - Prese, usted está muy linda hoy, ¿que se hizo en el cabello?-. Era mentira estaba igual que siempre, pero necesitaba distraerla al menos unos minutos hasta que llegue mi amiga.

  - Señorita Damne, muchas gracias, pero eso no servirá para que le perdone la tardanza a su amiguita-. Claro, era obvio, ya estaba acostumbrada a estos tipos de divertimientos, pero lo tenía que intentar.
 
  - No prese, como cree, Eda esta en el baño, si  no vaya y búsquela- dije. Rogando que aparezca en ese preciso instante.
 
  - Mire señorita Silvestri, si llego ir al baño y ella no está, ira un llamado de atención para usted, y creo que eso a sus padres no le gustara nada-. Ay que vieja odiosa, a caso su marido no le daba bien o que, siempre árgel e histérica.

Y justo en ese momento cuando estaba por contestarle, se mueve el picaporte y largue un fuerte suspiro al verla. Ella era alta 1,71 mts, su cabello era castaño claro y largo, piel médium goldem (dorado medio), sus ojos eran marrones claros, cejas finitas, pestañas no tan largas. Su cara era ovalada, piernas y brazos largos, tenia labios gruesos y una gran sonrisa, aunque en esos momentos estaba más seria que de costumbre.

  - Señorita Yvanov, al fin se decidió aparecer, su amiga ya casi hace que le coloque un llamado de atención por querer retrasarme-. Le mire con incredulidad y frunciendo el ceño. Por Dios no aguantaba aquella vieja.

  - Perdone prese, estaba en el baño.

  - Usted cree que me voy a comer ese cuento.

Vi  que el humor de Eda no era de los mejores y dije, en cualquier momento salta bomba acá. Y no me equivoque.

  - Mire Preceptora, estoy menstruando y  necesitaba ir al baño a cambiarme la toallita, ¿o usted hubiera preferido que manche toda la silla con sangre?, creo que al rector no le gustaria eso- le dijo. Todo el curso quedo callado, si bien éramos un grupo pequeño pero el silencio se apodero en ese instante.

  - Está bien, tranquilícese, y tome asiento, la próxima si le pondré tardanza.

Mi amiga vino a sentarse conmigo y yo me estaba aguantando las ganas de echarme a reír. Así que aguardamos unos segundo que se vaya la prese y nos echamos a reír las dos juntas.

  - Boluda, no puedo creer que le hayas dicho eso- le dije, mientras me reia.

  - Y bueno, algo me tenía que ingeniar, una tardanza más y quedo libre amiga. Y gracias por distraerla.
  
  - Cállate que por eso, casi me llevo un llamado de atención.

    - Ni me lo digas, perdón por eso también. No querría traerte más dramas en tu casa.

Y así murió la charla, porque entro la profesora de historia y empezó la clase. Siendo honesta detesto esa materia, y la idea de estar las dos primeras horas seguidas con la misma profesora y con una materia que no te gusta, no es algo del todo agradable que digamos

¿Que hubiera pasado si...?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora