5.

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-No sé que hacer con él, señorita. ¿Qué se supone que haga?

-Jugar con él y sacarlo a pasear, alimentarlo, darle un lugar donde dormir.

-¿Estamos hablando de un niño o un perro?

-No puede ser tan difícil.

Hlökk y Jack seguían cuchicheando mientras Hércules, ahora Alcides, miraba el cuarto del asesino. Lleno de libros y libros en un idioma desconocido para él.
Volteo a ver al adulto con bigote y este le sonrió con nerviosismo.

-Estamos hablando de Hércules, no es que vaya a portarse mal. Mi hermano es incapaz de hacerle mal a alguien ¿recuerdas? El siempre estará del lado de la justicia, estará bien.

La dama tenía razón. Hércules le había dicho que desde siempre había sido así de obstinado cuando de justicia se trataba. Y Jack no sería quien lo ponga en duda.

De pronto Hércules salió corriendo de la habitación con molestia. Los mayores se quedaron impactados con ese accionar y lo siguieron.
Llegaron hasta la plaza que justo daba a la ventana del asesino y claro, desde allí el pelinaranja vio como una riña entre niños se desataba.
Tal parece que tres bravucones querían hacerle frente a dos pequeños. Los cinco eran deidades y aún así, Alcides siendo humano, se entrometió.

-¿Qué está haciendo? -Jack no quería problemas y mucho menos meterse en problemas de Dioses, sin importar que estos sean niños.
Hlökk lo siguió tomando distancia del asunto.

-¡Ustedes tres, dejenlos en paz!

-¿O qué? -habló el más robusto y corpulento.

Alcides no respondió y comenzó una disputa a puños y patas con los tres. Jack se alarmó y rápido se acercó para ponerle un fin. El humano menor se estuvo quieto nada más porque el asesino se lo pidió pero uno de los atrevidos insulto al de bigote, advirtiendo que si no se mantenía fuera de esto, también recibiría una paliza.
Hércules no iba a permitir tal osadía contra su tutor y se alzaría nuevamente a las trompadas contra los otros. Los más pequeños que habían sido defendidos, no iban a quedarse de brazos cruzados cuando veían a su héroe ir perdiendo la batalla. Era una riña algo despareja y Jack ya estaba con los nervios a flor de piel.

-¡¡Basta!! -Hlökk se acercó muy irritada para poner en voz alta los sentimientos de Jack. Se dirigió a los pequeños delincuentes y dijo con la voz más grotesca y amenazante que pudo poner -Si los volvemos a ver por aquí...

-Yo mismo me encargaré de erradicarlos... -finalizó el hombre. Un semblante aterrador, oscuro y perverso se dibujaba en el rostro del asesino. Su sombrero cubría parte de su cara y a la vez, dándole una sombra que hacia que se vea aún más espeluznante. Su ojo veía los colores del miedo emanando de las divinidades y no faltó mucho para que estos corran del miedo.

Los más pequeños agradecieron a sus salvadores y salieron también huyendo. De los tres, el de bigote era el que más miedo les daba. Ante sus ojos, Hércules expulsaba un aura de paz, confianza, bienestar y alegría, sin embargo el hombre que lo escoltaba daba mucho miedo.

-Gracias por la ayuda, pero no debieron hacer eso. Pudo ser muy peligroso.

-Mira quién lo dice -comentó Jack a la vez que se agachaba y sacaba un pañuelo -mira como dejaron tu rostro, ven vamos a lavarte. -Al ver que la sangre no dejaba de brotar de su labio partido, lo tomó de mano y lo arrastró adentro para aplicarle primeros auxilios.

-No debes hacerte el héroe, Herc-... Alcides. Es muy peligroso. -Dijo limpiando el último rastro de sangre, tirando el algodón sucio a la basura y guardando los utensilios.

-Debo hacerlo, no está bien permitir que el mal aceche y mucho menos dejarlo triunfar. Si tenemos la oportunidad de hacer el bien, es nuestro deber hacerlo.

-Definitivamente tú nunca cambias.

-¿Quién te lastimó tanto para que tengas ideas tan egoístas?

Jack jamás había terminado por contarle al héroe la relación con su madre. Creyó que con Hércules a su lado, había logrado superar ese mal episodio.
Miró al niño a los ojos y este seguía esperando una respuesta. Suspiró.

-Mi madre no era lo que creía. Me protegió hasta que ya no le fui útil, sus alas resguardandome eran una vulgar mentira.

Alcides vio dolor en sus ojos, notó su voz quebrarse, sin embargo el adulto seguía sonriéndole y limpiando sus heridas.
El muchacho lo abrazó con tanta fuerza que Jack creyó que no había perdido su poder.

-Yo voy a protegerte. Volveré a la normalidad y te protegeré para toda la eternidad.

-Lo sé -le acarició el pelo -siempre lo estás haciendo.

-No te vayas con nadie más y espera a que vuelva a mi forma ¿si? -tomó su mano con fuerza.

-Si, te espero.

Hlökk sacó la lengua de tan meloso que se había puesto el ambiente.

-Al día siguiente-

-¡¡Alcides no!! -exclamó el de pelo gris.

-¡¡Alcides sí!! -los pequeños de ayer alentaban al pelinaranja que había entrado en conflicto con los mismos niños. Pero cuanto vieron al adulto aparecer, se dieron a la fuga.

-¡¡Les gané Jack, les gané!! ¿Viste cómo corrían? -tenía la cara llena de moretones y un diente partido.

-¡Si! -le aplaudió con una sonrisa nerviosa.

Shuumatsu No Valkyrie (YAOI -2da parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora