7.

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Un cofre repleto de golosinas con una carta de parte de Zero-chan, se encontraba curiosamente acomodado en su mesa. Se veía sospechoso pero al ver que la letra era realmente del chico, dejó de lado sus dudas y sostuvo la primera paleta a su alcance. La miro desde todos los ángulos y no notó nada fuera de lo normal. Buda tomó un par más y las guardó entre sus prendas para luego salir de la habitación.
Llegó hasta el árbol de la vida donde acostumbraba acostarse y degustar de sus dulces.
Sin rastro de sorpresas, visualizó que el Dios de la fortuna ya se hallaba en el lugar esperándolo. Este le alzó la mano para saludarlo y Buda le devolvió el gesto
No acostumbraban a cruzar tantas palabras pues había sido casi un pacto en silencio en el que ambos con la mínima presencia ajena, era algo más que suficiente para sentirse bien el uno con el otro.
Cuando Buda acabó con su dulce, sacó dos paletas que había tomado del cofre y le extendió una a Zero.

-Gracias.

-No, gracias a ti por el regalo -le mencionó el mayor mientras le quitaba la envoltura y se lo llevaba a la boca -fue un regalo espectacular.

-Pero... yo no te envié nada. -No acabo de quitar el plástico que Buda con un ligero ¡Poof! Se había transformado en un niño de aproximadamente dos años, casi o igual se joven que Zeus.
El pequeño siguió chupando el caramelo y Zerofuku no supo qué hacer ni cómo reaccionar.

-Bu- Bu- Bu...

-¡¡Bu!! -exclamó el niño mientras extendía alegre sus manos, haciendo que el joven saltase del susto.

-¡¿Buda, eres tú?!

Zero había tomado al pequeño en brazos y corrió sin dirección alguna. Estaba alarmado y desesperado pues tampoco sabía con quién contar en esa situación crítica.
La Valkiria mayor lo vio despavorido, corriendo de Panteón en Panteón y lo socorrió en el momento preciso. Zero, un poco alarmado y muy angustiado, le contaba (entre lágrimas) como había ocurrido que Buda se había transformado en un niño ahora.
La mujer entendió pronto que el budista había caído en la trampa de Loki, tal y como desde un inicio lo había planeado. Supuso que el Dios se había confiado por tratarse de un "regalo" de su amigo más cercano y querido, pero esa confianza le costó una broma de mal gusto.

-Tranquilo Zerofuku -le comunica la alta -Buda ahora ha vuelto a su forma humana por una de las fechorías de Loki, pero el señor Odín y la señorita Freya ya están trabajando para revertir el efecto. Por mientras debemos ser pacientes.

Zero sorvio los mocos mientras acunaba en sus brazos al, ahora bebé y humano, Shidharta.
La mujer le encargó el cuidado del niño y que si este trabajo le resultaba difícil, lo entregara para encargarselo a otro.

-Dejalo en mis manos ¡Puedo hacerlo!

Brunhilde sonrió ante la determinación ajena y lo dejó en paz.
Zero veía al bebé y lo consideraba el más hermoso que había visto. Buda, ahora Shidharta, le sonreí al joven y tomaba su larga melena blanca para apretujarla y luego llevársela a su pecho. De vez en cuando se lo tironeaba pero la deidad no le daba importancia y lo dejó hacer.
Lo llevó hasta su humilde hogar que no era tan vistoso como el resto de deidades que contaban con palacios, no. El adolescente le había enseñado el camino a la dicha y este fue un joven Dios muy bien aprendido, el cual considero justo y suficiente una pequeña casa en el bosque, apartado del resto. Donde compartía de la paz con los animales y su mejor amigo.
El chico improvisó una pequeña cuna con madera y heno. Puso mantas y almohadones para luego recostar al bebé.
A Sidharta no pareció agradarle el desapego e hizo un puchero que pronto se convirtió en llanto.
Ni bien el joven lo alzó, el humano dejó de llorar y volvió a tomar sus cabellos para esta vez llevárselo a la boca.

-No, no, no. No hagas eso, podría estar sucio.

Todos los intentos de quitarle su cabello fueron en vano. Supuso que pronto volvería a llorar si no lo alimentaba, así que tomó un edredón y lo envolvió para colgarlo en su espalda y así tener las manos libres.
Lastimosamente no contaba con leche para calentar y alimentarlo pero por esta razón, se propuso a salir y aproximarse a un pequeño pueblo dentro del Panteón en el que convivían los aldeanos que alguna vez lo rechazaron. Hoy, tras el Ragnarok, no se atrevían a molestarlo y tampoco pedirle nada, pero si ayudaban en lo que la deidad carecía, cosa que esto ocurría muy de vez en cuando.
El joven bajó alegre la montaña con el niño a cuestas y este jugaba con su pelo.
Una vez llegados a destino, la gente del lugar los saludaba y le otorgaban regalos que Zerito consideraba innecesarios pero los tomaba para no menospreciar. Aclaró a la gente que tan solo necesitaba leche y verduras para alimentar al pequeño, el cual mostró y más de uno se enterneció con la imagen.
Zero no tardó en tomar una bolsa repleta de recipientes con leche y zapallos y papas.

-Esta noche prepararé papilla para ti ¿qué te parece? -en respuesta, Sidharta sacó la lengua con asco y puso una mueca de disgusto.
Zerofuku rio y siguió su marcha hasta su hogar.
La noche llegó y la cena ya estaba lista. El joven Dios puso al bebé en una silla improvisada y comenzó a darle pequeñas cucharadas de zapallo y papa aplastada, humedecidos con leche. Sidharta no cooperaba mucho porque escupía muy sutilmente las cucharadas que el albino le daba. Se preocupó un poco asique lo alzó y con un biberón (obsequio de una mujer del pueblo) ya preparado por las dudas, le dio de beber leche.
El niño se sintió más a gusto en sus brazos por lo que recibió el alimento sin queja alguna.
Cuando acabó, dejo el resto en una mesa y vio en los ojos del niño un brillo alegre e inocente. Zero lo alzó en el aire y lo agitó sin medir las consecuencias. El humano estaba feliz y su risa se la contagiaba al mayor. Esto se eclipsó en el momento que Sidharta le vomitó parte de la leche en su cara.
El chico no supo cómo reaccionar así que solo volteó a ver al niño y con una sonrisa le dijo:

-Creo que es hora de bañarse.

Shuumatsu No Valkyrie (YAOI -2da parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora