Entre magia y varitas [Pausada]

Parte 19

—bien— al final logró aceptar estrechando la mano del menor haciendo que su sonrisa se ensanche más.

—otro patrón que estaba levemente escondido y los involucrados trataban de ocultar era su cercanía a las reliquias de la muerte— habló de forma pausada, causando tensión en los oyentes, aunque sus palabras ya eran suficientes.

—... ¿Cómo no lo vi antes?— el albino mayor parecia ver una nueva perspectiva, pues se dirigió rápidamente a donde ocultaba sus investigaciones revisándola nuevamente.

—no lo culpo, con todas las tragedias que han estado acechando a la escuela yo también estaría estresado— el azabache alzó los hombros restando importancia con su típica mirada de no importarle nada.

—...— el gran director de la escuela parecía pensar el asunto, mientras devolvía los papeles— si, según parece ese es el objetivo de su líder... Pero no puedo ponerle más carga al grupo de Isabella— la última oración parecía susurrarla más para sí mismo aunque los menores estaban bastante atentos a sus murmullos con los oídos puestos.

Y al parecer todos se vieron cómplices, pues ya estaban lo suficientemente involucrados como para no hacerlo aún más hondo.

—pues, ya tenemos una reliquia de tres ¿cierto?— está vez tomó la rienda de la situación, Norman, recordando aquella reliquia familiar que pasaba de generaciones en su familia— ya que las clases están suspendidas y el grupo de mayores lejos ¿nos da el permiso de seguir, director?

—cierto, tenemos la suficiente información y los objetivos en lista, además... ¿Quién sospecharia de unos estudiantes?— la sonrisa de la pelirroja por un momento parecía aterradoramente persuasiva.

—... Un trato es un trato, pero tendrán que llevarse a otra persona más, alguien mayor con ustedes. Aún son menores y el ministerio tiene el registro de sus hechizos, eso sería un problema— se cruzó de brazos poniendo punto final a lo que en un principio parecia una eterna discusión.

—esta bien, nosotros nos encargamos— afirmó Ray al ver como su grupo asentia ante la idea.

—así lo concluimos— los chicos se despidieron y comenzaron a salir uno a uno— un momento Norman, tengo que hablar contigo— lo llamo deteniendo su andar y dando media vuelta hacia su hermano con su sonrisa de siempre.

—bien, vayan adelantándose— aviso hacia afuera de la puerta a sus amigos, dejándolo de ver cuando la gran puerta se cerró.

—por el momento tenemos que escoger a uno de los mayores para nuestra búsqueda— propuso la de orbes esmeralda— creo que a esta hora están en el comedor.

—de preferible alguien de confianza, responsable, inteligente y diestro en la magia— señaló el joven las características que el parecía más necesarias.

—las expectativas más altas son las más imposibles... — murmuró Emma a lo bajo, burlándose de su amigo.

—chicos... Me quedé callada antes, pero ¿qué son las reliquias de la muerte?— la rubia ladeo su cabeza a un lado, se habían olvidado por un momento que la chica a su lado era reciente en la magia.

—ajem— Emma se aclaró la garganta lista para contar la historia, una que algunos padres magos aún contaban a sus hijos— no me acuerdo todo a la perfección pero, según cuentan eran tres hermanos, los Peverell, en su viaje se llegaron a encontrar con un río tan profundo y peligroso para cualquiera, pero los hermanos tan diestros en magia pasaron sin dificultad, la muerte al ver como los hermanos lo evadieron se acercó a ellos con felicitaciones fingidas, ofreciendo a cada uno un regalo. Antioch Peverell, escogió la varita más poderosa, la muerte rompió una rama de saúco cercano y la invento para él, el del medio Cadmus Peverell, deseaba sacar a los seres queridos de sus tumbas, la muerte tomó una piedra de lo profundo del río y creó la piedra de la resurrección, el menor Ignotus Peverell, no confiaba en la muerte y pidio continuar el río sin ser seguido por este, así que corto parte de su túnica creando la capa de invisibilidad. Formando así los tres las reliquias de la muerte, el que obtenga las tres se convertiría en el señor de la muerte.