La última prueba estaba bastante cerca de dar inicio y las únicas cosas en las que Deamon podía pensar eran el beso que ocurrió en Navidad, que su madre estaba cerca de dar a luz, en cómo llevaba ya meses sin drogarse y que, en definitiva, esa última prueba le daba muy mala espina. Algo no andaba bien, pero no sabía qué era.
Por otro lado, junio estaba sacando lo mejor de Deamon, ya ni siquiera sentía las ansías de consumir alguna sustancia, la abstinencia ya no era un sacrificio, sino que una costumbre. Había logrado todo eso antes de cumplir quince años, estaba a tan solo diez días para esa fecha, pero algo le angustiaba, solo que no lograba descifrar exactamente qué era eso que le decía internamente que algo no iba a salir bien.
── Alina ha estado teniendo unas complicaciones, pero creo que los bebés están bien, los tres son fuertes y saldrán de esta, no te preocupes ── dijo Madame Pomfrey ──. Estoy orgullosa de ti, Deamon, has estado sobrio por más de seis meses y sé que tu madre también está feliz con eso.
Nunca creyó que esas palabras de consuelo vendrían de la persona menos inesperada. Madame Pomfrey, la enfermera de Hogwarts, quien siempre lo regañaba por ir a molestar a los niños de primer año cuando estaban recuperándose de alguna lesión relativamente grave, la misma mujer que le daba malas miradas cada que aparecía en busca de alguna infusión que le quitara la resaca durante marzo y abril del año anterior, era la misma persona que le estaba dando aquello que tanto necesitaba y aunque Acacia le había dicho unas palabras similares, lo que él buscaba no era que fuesen dichas por ella, sino que por alguien a quien pudiera considerar como una madre, una figura materna que no esperaba encontrar en Poppy Pomfrey.
── Gracias Poppy ¿Quiere ir por una cerveza de mantequilla?
── ¡Deamon Hills! Tienes la edad de algún nieto que no tengo, por el amor de Merlín ¿Cómo se te ocurre proponer semejante cosa? ── la mujer suspiró con pesadez ──. Ya, apresúrate que tienes que estar presente en la última prueba de este torneo. El joven Diggory lo apreciaría, eres el único estudiante de Hufflepuff que no lo ha ido a apoyar.
── Ya voy ── murmuró con una sonrisa en sus labios.
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── Acabo de llegar, la maldita prueba no ha iniciado todavía ¿Y el estúpido de tu primo ya me ha provocado para que le dé un puñetazo? Es increíble.
── Deamon, sé que estás molesto, pero...
── Molesto es quedarse corto ── bufó ──. No sé cómo es que hay personas que se dedican a arruinarme el día ¿Acaso no se dan cuenta de que con mi sola existencia yo ya me lo arruino solo?
── No creo que sea correcto decir eso, tú no arruinas nada, estos últimos meses han sido bastante agradables.
¿Eso era cierto? ¿Antes no lo era o simplemente se debía todo a la abstinencia? Quizás todo era causa de su estado de sobriedad, no sabía cómo es que aún podía resistir a consumir alguna droga cuando su padre era descuidado y las dejaba por allí, cualquier alumno de primer a tercer año podía tener acceso a ellas, pero conociendo los rumores del inestable Deamon Hills, nadie se atrevería a ponerles un dedo encima a ninguna sustancia.
Quizás porque los rumores eran ciertos.
── ¿Qué tienes ahí? ── preguntó Acacia, acercándose un poco más a uno de los bolsillos del uniforme de su amigo, sacando una caja de Pall Mall ── ¡¿Recaíste?!
Deamon no entró en pánico, porque la cajetilla podía ser suya, pero estaba cerrada, no había consumido ninguno de los cigarros, cosa de la cual se sentía orgulloso. Podía cargar con una sustancia sin ingerirla o inhalarla.