Nunca crecí

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Marco es médico genetista, un médico más en la familia, además de Luz Mar, que es médica física de los huesos. Aunque frecuentemente he pensado que debió haber sido productor multimedia, vive sumergido en la realidad virtual más tiempo que en la real. Cuando lo veo con ese aparato en la cabeza, me pregunto si de verdad disfrutará de atender a sus clientes en nuestra realidad.

En La Tierra 1084, a donde se dirige Lena, la medicina está muy atrasada, las personas mueren y nadie sabe por qué. Ya tienen algunos aparatos para detectar enfermedades, lesiones y formaciones malignas, pero aún usan químicos que curan el problema pero crean otro, los científicos lo saben y conocen otras maneras de curar más saludables, más esas formas las cultivan las personas en sus casas, por ello no las fomentan; han hecho del servicio de la medicina, un negocio macabro, faltan a la sacralidad del bien común por su propio "bien" particular.

Cuando apareció el mensaje en la pantalla, Marco se encontraba jugando su videojuego favorito; yo llevaba minutos observándolo, era guapo aún con ese aparato en los ojos, su cabello negro, su piel clara, suave y sedosa. Yo elegí ese avatar hermoso para él, lo elegí pensando en cómo me gustaría el hombre con el que me vincularía más adelante, sin saber que nunca lo haría.

Recuerdo la tabla de colores de piel, en Liberiu tenemos cinco tonalidades de las que escoger: PA1, PA3, PP6, PP9 Y PX0. Estos tonos fueron tomados de las mezclas raciales que se dieron en Siger.

Más adelante, cuando conocimos sobre nuestro otro planeta vecino, Veis, supimos que allá habían otros colores de piel y que además determinaban el género. En Liberiu, el género únicamente lo determinan los cromosomas que vienen prestablecidos como masculino y femenino, no existe la sexualidad, los senos de las personas no amamantan, no hay útero físico en los cuerpos, solo laboratorios de incubación, no hay espermas, solo la información genética que brindan los padres y/o las madres al momento de la adopción de las almas. Luego, a medida que crecemos, vamos descubriendo con qué género nos identificamos, descubrimos qué género somos a nivel personal, psicológico y social, eso es algo que los creadores no hacemos, eso es algo propio del alma.

Al cumplir treinta años, termina la formación y el desarrollo de nuestros cuerpos, permanecemos en ese estado bello, sano, fuerte y juvenil hasta los trescientos cincuenta, edad en la que el que desee puede hacerse modificaciones si quiere verse más maduro, al igual que a los quinientos y a los mil, cuando dejamos Liberiu.

Mis padres aún se ven "de treinta", físicamente no hay muchas diferencias entre ellos y nosotros, sus hijos. Las diferencias yacen en los conocimientos, los aprendizajes, la madurez y la experiencia.

El mensaje apareció en su pantalla, yo veía la de la sala y lo veía a él moviendo la mano y el brazo tratando de dejar pasar el mensaje como si se tratara de un anuncio, pero éste no se quitaba, entonces lo leyó. Se quitó las gafas de realidad virtual por fin y las lanzó por el piso.

- ¿Qué rayos es esto? - me preguntó exaltado mientras yo tranquilamente terminaba de meter mis objetos personales en la maleta.

- Debes alistarte, vamos a hacer el viaje.

- ¿Qué? ¿Quiénes? - se incorporó, tenía los ojos enrojecidos.

Le señalé la pantalla indicándole que ahí estaban los nombres de los que íbamos.

- ¿Y yo por qué? Yo no pedí esto, tú eres la viajera, la investigadora y la científica. Luz mar y yo no viajamos, somos médicos, elegí esa profesión para quedarme con los pies puestos en esta realidad.

Solo los pies - pensé.

- Los médicos también viajan, es importante dar de nuestros conocimientos avanzados a estas civilizaciones para que sus procesos evolucionen.

- ¡No me pueden obligar! - empezó a llorar como un infante.

Mis padres lo abrazaron y estuvieron conversando con él con todo el amor, la sabiduría y la paciencia que solían derramar sobre nosotros.

Cielo y Tan también lloraban, no querían que nos fuéramos, se quedarían solos con papá y mamá en una casa tan grande.

Finalmente, Marco se resignó, nunca lo aceptó. Era la voluntad del director, le decía papá, pero aquello poco le importaba, simplemente no vio otra salida que ceder.

Ahora yo caminaba con paso decidido hacia ellos, yo era la fuerte de la familia, la dura, la segura y así debía permanecer aunque esta situación sintiera que se me salía de las manos. Mis dos primeras creaciones, una intrépida que se fue sin despedirse porque todos sabían que no la dejaría ir y uno que no desea irse, temblando en brazos de Luz. Nuestros padres se fueron con Cielo Y Tan de vuelta a la casa. En una semana recibirían el primer reporte de nosotros por parte del líder de su sección. Ya no me extrañaba que mis padres no se despidieran de mí; para ellos, mis viajes ya eran muy normales, pero en ese momento me encontraba tan sensible, que me dolió.

Apreté los puños y los ojos reprimiendo mis sentimientos negativos y la necesidad de llamarlos y gritarles que no me dejaran, que aún era su niña, que nunca crecí. Marco tenía los ojos cerrados sobre el pecho de Luz Mar, le mojaba la blusa con sus lágrimas. En ese instante, me miró sabiendo cómo me sentía. Negó con la cabeza indicándome que no hiciera lo que estaba pensando y susurró algo en el oído de nuestro hermano.

#CienciaFicción #Planetas #Viajes #Familia

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