Lista para el viaje

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Hola amor...
Cuando te llegue esto, estaré muy lejos, más allá de lo que nunca imaginé que estaría. Sin embargo, creo en nuestro vínculo, creo en que nos mantendrá unidos. Tengo miedo, a ti es al único a quien me atrevo a decírselo, pero hay personas aquí en El Triángulo que me dan la confianza y la certeza de que estaré bien, todo estará bien. Volveré. Te amo hasta el infinito y más allá. Nos vemos al volver.

Perdí la cuenta de las veces que leí esa carta... escudriñé cada letra, analicé cada palabra, me la puse en la nariz para absorber el olor a jazmín de su piel, besé el papel convencido de que eran sus labios, la imaginé sonriéndome con esa alegría característica de ella. El dolor de extrañarla me apuñalaba el alma.

Rememoré las palabras de mi padre anoche, nunca justificó lo que sucedió, me cuestionó, más una vez que me comprendió, solo me consoló y esperaba que entendiera que a veces cosas como esas pasan en la vida y el amor, pero yo no podía entenderlo, no podía aceptarlo; luego de una noche observando los planos de El triángulo, a los que tenía acceso por ser uno de los que lo diseñó, sabía exactamente lo que debía hacer para colarme sin ser detectado.

La paloma estuvo esperando en mi ventana a que yo despertara, con el royito de la carta en la pata. Apenas desperté no paró de picotear el vidrio hasta que abrí, extendió su patica y le pagué el servicio con una moneda de cobre.

Antes de leerla por primera vez, extendí mi scaner interno de energías y solo percibí levemente a Alexy (debía estar durmiendo aún) y a mi madre, la que tal vez seguía en su habitación ya despierta alistándose para salir, mi padre no estaba. El chico del aseo y la jardinera tomaban chocolate en el jardín antes de empezar su jornada.

Chocolate... me recuerda a ella...

A Lena le gusta más el cacao que el café, café... al pensar en Lena y café sé que no tienen nada que ver, pues ella detesta el café, no le halla gracia, pero por alguna razón los siento relacionados en mi cabeza, la veo sonreír y huelo café, no es ella quien lo toma, es alguien con quien está.

Empiezo a recordar los manuales de viaje que los diseñadores crearon y que yo ignoré por años, ahora me arrepiento. Recuerdo El Triángulo y el desarrollar una escena que haga que el viajero se sienta familiarizado y de esta forma se adapte al ambiente y la situación; si eligieron el café, se equivocaron garrafalmente y su mater no hizo bien el trabajo de investigación, debió preguntarme a mí, yo soy el único que conoce a Lena al derecho y al revés.

Leí la carta unas veinte veces, con lágrimas en los ojos me levanté de un salto del piso al que había caído estupefacto... tanto amor... nunca supe hasta nuestra vinculación que había tanto amor para mí en ella y que yo fuera tan importante y estas palabras me lo confirmaron, la energía rosa danzaba encima del papel y yo la veía.
Con ésta rodeándome me apresuré a bañarme, vestirme y dirigirme al viaje.

Yo no preparé maleta, era una mentira aquello de la maleta que los viajeros alistan, en realidad no la necesitan, pero yo no quise advertir de esto a Lena, todo hace parte del ritual, sus cosas son guardadas hasta que regresan, en caso de un A0... ¿qué pasaría con sus pertenencias? ¿Qué pasaría en realidad con ella? ¿Qué pasaría con su cuerpo?

 ¿qué pasaría con sus pertenencias? ¿Qué pasaría en realidad con ella? ¿Qué pasaría con su cuerpo?

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