12. Unas curvas que llevan apellido

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Resumen: Akutagawa se encapricha con un omega de bello cuerpo, ¿puede ser una obsesión? Aunque lo fuera, no planea dejarlo ir.

~⭕️~

— ¡Ah!

Escucha un chillido, sin duda Dazai tiene la mala costumbre de jugar con su omega cuando nadie les veía, un jefe muy extraño, que no duda en poseer un cuerpo pequeño, un cuerpo curvilíneo que montaban su pelvis con necesidad. Sabe que Chuuya, el omega, está en celo por el olor, además todos sabían que Chuuya siempre pasaba su celo con Dazai, obligándose a ser follado de distintas maneras. A ambos parece gustarles esa relación extraña. Chuuya vuelve a brincar, insatisfecho, besando las comisuras de Dazai, mientras éste le acaricia los glúteos, llenos de su esencia, hasta que escucha que el omega gime con fuerza. Nuevamente se vino encima.

— ¡Más, más! ¡Dazai, por favor! —murmura necesitado, jadeando cuando se levanta temblando del pene del otro, el castaño solo termina su cigarro, lo tira al suelo y jala a su omega para cambiar las poses, ahora lo tiene contra el mueble a cuatro pies. — ¡Dazai, ah!

— Calma, calma, Chuuya —dice, con esa voz que no evita que el otro suspire. Ese tono tan posesivo con el que le habla es suficiente para que nuevamente comience a gemir al sentir cómo era penetrado con fuerza. El mueble se mueve y cruje.

La puerta suena, dos toques con los nudillos, sabe de quién se trata, y sonríe porque se siente de puta madre dominando a Chuuya, quien es conocido como un omega dominante, imposible de quebrantar. Comienza a reír cerca de la nuca de su pequeño.

— Pasa.

— ¡D-Dazai! —escucha del omega, pero solo lo entierra en el sillón con fuerza. Unos zapatos resuenan y la bisagra cede. Akutagawa Ryuunosuke acaba de entrar.

— ¿Sí?

— ¡Ah! — Chuuya está hecho un enorme problema, lleno de fluidos. Akutagawa pasa a ignorarlo, a pesar de cómo picaba el olor de omega en celo pues las feromonas de Dazai son suficientes para detener a cualquiera. El azabache pasa sus manos detrás de su espalda, en parsimonia.

— Encontramos los almacenes de Fyodor —comunica.

— ¿Y?

— ¡Ah, ah! ¡Más, Dazai!

— Encontraron algo extraño.

— ¿El qué?

— Omegas drogados. Tal parece que estuvo desarrollando una extraña píldora para hacer que omegas cedan a cualquier alfa.

— Eso suena preocupante. ¿Cuántos?

— Cuatro. Están en el salón de abajo.

— No pienso bajar. Chuuya está en su segundo día de celo, encárgate tú.

Akutagawa asiente, procede a irse cuando la voz de Dazai vuelve a llamar la atención, esta vez Chuuya muerde un cojín cercano entre gemidos que no puede evitar.

— Y, por cierto. ¿No quieres uno?

— ¿Un qué? — Dazai rueda los ojos.

— Un omega. ¿No va a ser pronto tu celo?

— Puedo ir a comprar uno.

— Solo es una sugerencia. Eso es todo.

~O~

Akutagawa baja las escaleras, aún puede escuchar a sus patrones cogiendo como animales, hasta que se encuentra con un pelirrojo en la entrada de la sala, cerca de donde dejaron el botín. A su lado, una mujer de largos cabellos rojos parece extrañada por la manera en la que baja Akutagawa, sin pensar en su aroma raro, debe ser por el período que se acercaba del azabache.

Un tigre en el armarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora