Capítulo 1

603 43 1
                                    

No le apetecía nada hacer las maletas, la idea de irse a un internado le parecía una completa mierda, sus padres decían la típica palabrería barata de que era lo mejor para su futuro, blablabla, pero todos sabemos que en realidad era un descanso para ellos.
Jisung era un chico difícil de gobernar, tenía una personalidad y unas ideas muy marcadas y no se dejaba pisar por los demás.
Eso era un problema para sus padres, quienes querían dirigir su vida, pero les era imposible porque su hijo era indomable y tenía muy claro a lo que se quería dedicar, sería bailarín, y nadie lo frenaría.
Es por eso que sus padres decidieron cortar por lo sano y enviarlo a un internado, del cuál su hijo saldría siendo un muchacho respetuoso y fácil de domar, o eso esperaban claro.

Había retrasado el momento de hacer la maleta justo hasta el día anterior a irse, después de cenar, porque hacer la maleta significaba que se iría definitivamete, no había vuelta atrás, y el no quería irse de su casa por muy mal que se llevara con sus padres.
Terminó de guardar todas sus pertenencias y tras un largo suspiró se acostó en su cama, se quedó mirando al techo pensando en que la próxima vez que estuviese acostado, el techo frente a sus ojos probablemente estuviera repleto de humedades y no de los posters de sus grupos favoritos.
A los pocos minutos se fue quedando dormido.
Los primeros rayos del sol se colaban por su ventana cuando su madre entró a despetarlo, un nudo se hizo hueco en su garganta y continuó ahí, impidiéndole respirar con normalidad el resto de la mañana.
Después de desayunar se dirigieron en coche al internado, estaba situado a las afueras de la ciudad, en una colina, Jisung empezaba a pensar si habría cobertura en ese lugar perdido en medio del bosque.
Se pasó todo el camino con sus cascos puestos observando el paisaje sintiendo un leve dolor en su barriga por los nervios, a pesar de ser un chico seguro de sí mismo era un poco tímido y no le gustaba la gente desconocida, esperaba poder hacer un amigo y no pasarse el dia escondido en el armario de la limpieza.
Una hora y media después llegaron, la verdad es que el edificio parecía moderno, teniendo en cuenta dónde estaba situado se esperaba un viejo torreón del siglo diecinueve, pero ante sus ojos se situaba un edificio de lo más moderno, quizá si había cobertura, esto lo animó a salir del coche.
Se adentró en el edificio seguido de sus padres y empezó a observar todo a su paso, no tardó en darse cuenta de que era un internado masculino, al no ver una sola chica en medio de las 20 personas con las que se había cruzado, no es que le interesaran mucho las chicas, pero a veces era máis fácil entablar una amistad con ellas que con los chicos, estos solían ser un poco más distantes.
Pero no tardó en cambiar esta percepción cuando se acercó a él un chico rubio muy sonriente que le estrechó la mano.
-¡Hola! ¡Me llamo Lee Felix!, soy el encargado de enseñarte las instalaciones- Una amplia sonrisa se dibujaba en sus labios.
Era probablemente el muchacho más alegre que Jisung había conocido en su vida, se despidió de sus padres y empezó a caminar con Felix por su nuevo "hogar".
El chico era demasiado hablador, no paraba de comentar mil cosas sobre cada aula o zona común que visitaban.
No entendía qué hacía un chico tan amable y alegre en un internado para "enderezar chicos".
-Oye…¿Si no es mucho preguntar, cómo es que estás tú en un sitio como este?-dijo un poco tímido.
-Supongo que no encajo mucho aquí ¿No?-dijo risueño- Soy el hijo del director, cuando mi madre falleció hace tres años, mi padre decidido traerme con el, pero todos me tratan como un alumno cualquiera, a nadie le interesa quien sea mi padre, supongo que le caigo bien a la gran mayoría por mi forma de ser-dijo encogiéndose de hombros.
-Comprendo..-No sabía muy bien que responder.
-Hemos llegado a mi sala preferida, la de baile-Sus ojos brillaron con entusiasmo.
-¡Sala de baile! ¡Amo el baile!-Tal vez no había sido mala idea el internado.
-Nos vamos a llevar muy bien tu y yo- pasó un brazo por sus hombros muy alegre.
-¿Qué tenemos por aquí? Una nueva bailarina…-Escucharon como alguien se mofaba a sus espaldas.
-Piérdete Minho- dijo Felix con una expresión seria en su cara por primera vez en veinte minutos.
-Oh vamos Felix, ¿no me vas a presentar al chiquillo?- El día había empezado aburridísimo para Minho, pero se estaba poniendo interesante.

El ladrón de cada uno de mis suspirosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora