Capítulo 6

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-¿Qué quieres?- Habló sin atreverse a mirarlo, sabiendo que estaba desnudo del torso hacia arriba.

-Quiero hablar contigo, ¿puedes mirarme?- su tono era serio.

Joder, como le pedía eso en esos momentos, si solo llevaba una maldita toalla en la cintura, ya se estaba poniendo rojísimo y aún no se había girado.

-¿Qué pasa?- tragó saliva y se giró poco a poco respirando hondo, el vapor de la ducha danzaba sobre ellos, empañando un poco su vista.

-Yo, quería disculparme, sé que fui un estúpido en nuestra última conversación, no tenía derecho a decirte nada de lo que dije, ni de… insultar a tu...a-amigo- parecía que lo estaban apuntando con una pistola para que dijera la última palabra.

-No pasa nada Minho, cualquiera puede tener un mal día- De pronto su cabreo se había esfumado y convertido en ese vapor que bailaba sobre ellos, notó como varias gotas de agua bajaban lentamente desde la frente de Minho hasta acabar en sus labios, y sintió celos de ellas, porque podían acariciar su rostro a su antojo, deslizándose por esos labios que parecían ser tan suaves.

-Crees.., ¿que podemos volver a ser amigos?-Minho se estaba muriendo de nervios, jamás en su vida había pedido perdón a nadie, pero le jodía un mundo que Jisung lo esquivase, así que se armó de valor para suplicarle, pero este parecía embobado mirando a un punto fijo en su rostro, tras varios segundos que a Minho se le hicieron eternos regresó a la realidad y lo miró a los ojos.

-Pero si nosotros nunca hemos sido amigos- se le escapó una risa que dejó a Minho con las piernas temblando.

-Bueno, ya me entiendes, me refiero a volver a nuestras peleas de mierda, prefiero eso a que me esquives- Estaba siendo sincero y se notaba en su cara.

-Está bien Minho, está bien, ahora lárgate que me quiero duchar-respiró profundo de nuevo, parecía sincero en lo que decía y en realidad él tampoco quería seguir así.

-No me dejas quedarme a observarte flacucho, aquí desde esta esquinita- dijo a modo de burla señalando un pequeño banco que había al lado del lavamanos.

-Piérdete Minho, vamos, vamos- lo empujó hasta su puerta y cerró con llave, una gran sonrisa se le escapó cuándo se quedó solo, y esta no se borró durante todo el rato que pasó bajo el agua. 

Después de la ducha se dirigió al comedor para desayunar como siempre, con Felix y Changbin, el desayuno era su parte favorita del día desde pequeño, por lo general comer le daba sueño, pero el desayuno era la única comida que le daba fuerzas y disfrutaba mucho de unas ricas tostadas en compañía, en su casa siempre desayunaba solo, por eso las mañanas en el internado eran más entretenidas, beber un vaso de zumo mientras escucha a sus amigos hablar de los cotilleos más recientes era toda una aventura para él, aunque ese día se pasó el rato repasando mentalmente una y otra vez su encuentro con Minho.

Las clases de la mañana como siempre pasaron lentas pero al estar sentado con Changbin en la mayoría de sus horas era un pequeño alivio, siempre hacían algún chiste en voz baja sobre los profesores y eso hacía que los minutos pasasen más rápido.

Ya había informado a Yugyeom que bailaría con él a finales de mes, se había puesto tan contento que contagió un poco de su felicidad a Jisung aunque este en el fondo deseaba que su acompañante fuese otro.

Sabía que Minho no se merecía que su corazón lo eligiera, era un cobarde que no se enfrentaba a sus padres, pero no podía culparlo, no todos tenemos las mismas agallas, no le quedaba otra que aceptar que era dueño de sus decisiones.

No sabía muy bien en qué momento había empezado a tener interés en el mayor, sus puyas habían terminado en un tonteo de lo más extraño entre los dos, Jisung notaba como Minho no les quitaba el ojo de encima cuando ensayaba con Yugyeom, pero como todos, él también tenía sus inseguridades y de vez en cuando llegaba a pensar que solo los observaba así porque odiaba a Yugyeom y no por estar interesado en él, al fin y al cabo, eran muy diferentes, ¿Podría en realidad Minho sentir atracción por el? A veces lo dudaba, eran dos polos opuestos, seguro eran paranoias suyas, su especialidad era hacerse ilusiones para después llevarse la gran hostia.

El ladrón de cada uno de mis suspirosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora